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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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viernes, 22 de marzo de 2019

Patricia Galdámez: «Defendí a mi hija de un ginecólogo que quería hacerme un legrado porque decía que había perdido el embarazo y Dios me bendijo con una bebé sana»

* «Yo me opuse al legrado ya que no había una ultra que respaldara que el corazón de mi bebé de nueve semanas de gestación se había detenido. Mi instinto de madre me decía que mi bebé aún estaba vivo, que tenía que tener una ultra para diagnosticar aborto espontáneo. El mal llamado médico me dijo: “yo no voy a gastar recursos en hacer una ultra por un feto muerto”. Me levanté, me vestí y salí de ahí. Me hice la ultra y claramente se veía a mi bebé con su corazoncito latiendo, sus manitas unidas, su cabecita… ¡un bebé! No era un feto para mí, era mi bebé. Me endeudé, pero jamás regresé a ese hospital. Mi ángel bello, mi bebé del cielo, mi tesoro que Dios me mando nació perfecta, completa, sanita a las 40 semanas, con muchos cuidados, pero sin mayores complicaciones para mi salud. Dios no me desamparó, no tengo bonanza económica. No tenemos lujos ni abundancia, pero no llueven bendiciones cada día y puedo ver la mano de Dios»

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