* «Mi madre me ha transmitido el valor fuerte de la Providencia, en el que creo profundamente: esta Providencia me ha lanzado continuamente lianas a las que podía aferrarme y la madeja de los problemas siempre terminaron desenredándose… Mientras que en las oraciones puedes incluso olvidar algunas frases, la ‘palabra cantada’ viene directamente del alma, es inmediata. Y estoy segura de que Dios siente el corazón mejor que la cabeza»
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