* «Yo había llegado a Medjugorje como un no-creyente y me iba con mi corazón convertido a Dios, aunque a mi cabeza le costaría algo más… Fui bautizado y recibido en la Iglesia. Pronto me impliqué en la vida de la parroquia de Saint John the Baptist en Uddingston… Rezo para poder servir al pueblo de Dios con amor y humildad como diácono; mi viaje acaba de empezar»
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