* «Todo para mí era nuevo. Yo miraba cómo vivían ella y mis hijos, Maxim y Aliosha, en esa compañía. Veía que era algo bello, bueno y justo. Quería para ellos que siguieran ese camino, pero no lo necesitaba para mí. La fe para mí no era importante. He tardado veinte años en comprender que yo también la necesito. Tenía muchas preguntas y cada vez crecía más la percepción de que esa compañía y esa historia fueran también para mí»
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