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miércoles, 5 de febrero de 2020

Rosanna Occhi con 5 años rechazó a Jesús al morir su madre, estuvo tiempo con el corazón roto hasta que un sacerdote la llevó a sanar sus heridas y en Medjugorje su vida cambió

Camino Católico.- Rosanna Occhi es una mujer italo española cuya familia siempre fue muy católica. En su casa se rezaba el Rosario y en una ocasión tras ocurrir la gran tragedia familiar de la muerte de su madre cuando Rosanna tenía tan sólo cinco años, su padre después de rezar el Rosario le dijo: «Dale un beso al niño Jesús que se ha llevado a tu madre al cielo». Esas palabras le marcaron profundamente a Rosanna generándole un dolor muy profundo y un fuerte rechazo a la figura de Jesús y todo lo que tenía que ver con la fe católica. Pasaron muchos años hasta que Rosana Occhi se reconcilió con Dios y abrazó la fe. Cuenta su testimonio en el vídeo de Mater Mundi TV.
Rosanna no quería saber nada, la muerte de su madre, tan especial para ella con cinco años le hizo una herida que fue sangrando a lo largo de muchos años. «Se me rompió el corazón y empecé a vivir sola, a sentirme sola», explica. Tiene el recuerdo de correr hacia el cuarto de sus padres y volver con una gran sensación de frío en su cuerpo, de ausencia.
En su infancia desarrolló una enfermedad que la hizo ausentarse del colegio por un periodo de tiempo y ya cuando volvió los compañeros no le hicieron pasar una buena experiencia volviéndola a recordar que no tenía a su madre. Su padre se casó de nuevo y ella continuó recorriendo la vida con un corazón solitario.
Se casó y tuvo a su primer hijo con 17 años. «Esto fue un golpe pero mi padre en aquel momento no era del todo consciente», explica. Tras dos separaciones y el nacimiento de su segundo hijo Rosanna tuvo gran éxito profesional, era una mujer dedicada al sector de lujo y muy bien considerada en el sector. Pero nada de esto le hacía feliz, el vacío seguía existiendo y el peso que llevaba consigo era grande.
Una hermana suya le habló un día de la existencia de un lugar llamado Medjugorje, la quiso invitar a un viaje, pero ella no le dio importante, no mostró interés. Su hermana le recomendó que visitara a un sacerdote, y ese sacerdote de forma providencial la llevó sin ella quererlo por un camino de sanación de sus heridas y volver a la fe. Hasta que un día dijo Si a Medjugorje y entonces toda su vida cambió.

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