* «Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados somos la madre, la hermana de los ancianos. Los ancianos son desamparados en muchos aspectos: físico, familiar, social, económico, psicológico… Algunos vienen muy alejados del Señor porque creen que Él tiene la culpa de todo ese desamparo que sienten. Esta no es una residencia más, aquí se vive la fe. Qué bonito cuando vemos que, según van pasando los años, los ancianos vuelven al Señor, ponen paz en su vida. Vienen sin tener esperanza pero ves que poco a poco vuelven a vivir los sacramentos y recuperan la esperanza en un cielo donde no hay un Dios juzgador, cruel y dominador, sino un padre misericordiosos que, en breve, les acogerá con los brazos abiertos. ¡Qué bonito es que nuestras casas sean casas de esperanza!»
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