Camino Católico.- Lara González es una joven de nacida en Valladolid que no fue hasta su llegada a Madrid cuando realmente conoció al Señor. Vivía en una familia descristianizada, el Señor se encontró con ella en un municipio de la ciudad de Madrid, en Pinto. «Mi vida antes era muy del mundo, yo tenía mi vida, mi trabajo, mis amigos, salía de fiesta; el encuentro con el Señor me hizo cambiar». Lara cuenta su testimonio de conversión en el video de Mater Mundi TV.
Sus padres incluso al ver el cambio de vida que estaba realizando se preguntaban donde se había metido que ya no estaba en el bar, sino que iba a la parroquia. «Fue un encuentro muy fuerte con el Señor que poco a poco se fue reposando y fue dando sus frutos».
Este encuentro tuvo como escenario un funeral del familiar de un amigo que no tenía sentido porque no conocía allí a nadie, entonces hubo un momento en el que se quedó sola en el banco. «Recuerdo que era el momento de la homilía, no sabía ni que eso se llamaba homilía, y yo me decía a mí misma qué haces aquí sola, no pintas nada sola, y sentí una voz en mi interior que me decía ‘no estás sola, yo estoy contigo’, me quede sorprendida y pensé que ésto no se lo podía decir a nadie porque van a decir que estoy loca”.
A los pocos días, Lara escuchó las campanas de la iglesia estando en casa y dejó todo lo que estaba haciendo por acudir a misa. A partir de ahí fue un iniciar en el camino de la fe donde ya empezó a ir más frecuentemente a misa, y a los meses tuvo el valor de decirle a un sacerdote que quería a sus 25 años tomar la comunión. «Hice la primera comunión con 25 años, luego me confirmé».
Este encuentro tuvo como escenario un funeral del familiar de un amigo que no tenía sentido porque no conocía allí a nadie, entonces hubo un momento en el que se quedó sola en el banco. «Recuerdo que era el momento de la homilía, no sabía ni que eso se llamaba homilía, y yo me decía a mí misma qué haces aquí sola, no pintas nada sola, y sentí una voz en mi interior que me decía ‘no estás sola, yo estoy contigo’, me quede sorprendida y pensé que ésto no se lo podía decir a nadie porque van a decir que estoy loca”.
A los pocos días, Lara escuchó las campanas de la iglesia estando en casa y dejó todo lo que estaba haciendo por acudir a misa. A partir de ahí fue un iniciar en el camino de la fe donde ya empezó a ir más frecuentemente a misa, y a los meses tuvo el valor de decirle a un sacerdote que quería a sus 25 años tomar la comunión. «Hice la primera comunión con 25 años, luego me confirmé».