* «La monja Jene Rally, de 70 años, por la noche me preguntó qué me pasaba. Le conté todo envuelto en llanto. Me invitó a ir a la Adoración al Santísimo. Llegamos, me hinqué como ella me lo indicó, empecé a llorar sin parar, pidiéndole perdón a Jesús por lo que había hecho. Yo no quería estar en este lugar, pensaba en por qué me quitaron a mi novia y recordé lo que Vicka nos había dicho. Y reconozco con pena que dije a la Virgen: ‘No es cierto, tú no estás en este lugar. Si me equivoco, dime ahora mismo por qué tu Hijo me quitó a mi novia’… En ese momento aún tenía los ojos cerrados, empecé a escuchar una voz dulce y llena de amor en los oídos y en mi corazón tan que me decía: `Carlos, Carlitos, quiero pedirte que nunca más le vuelvas a preguntar a mi hijo Jesús por qué te quitó a tu novia. Eres muy injusto cuando preguntas por qué te la quitó. No has querido aceptar su voluntad y Él no se equivoca. Es Dios, sabe proveer y sabe en qué momento va a mandar algo en tu vida, y nunca lo ha hecho ni lo hará para lastimarte, lo ha hecho para tu bien eterno. Carlitos, a partir de hoy, donde quiera que vayas y hables de mí, quiero que les enseñes lo que te estoy enseñando esta noche. Enséñales a todos a partir de hoy que no es por que murió tu novia sino el para qué’»
Carlos Manero cuenta su testimonio al canal Mundo Católico y el trágico suceso que le convertiría en un auténtico apóstol de la Virgen María
Camino Católico.– A sus 30 años, ocupado de sus finanzas y de los preparativos de su boda con Angélica, Carlos Manero no tenía tiempo para ‘malgastarlo’ en Dios y en el prójimo, menos porque se hallaba entregado a su labor como corredor de bolsa, representando a compañías trasnacionales en la Bolsa Mexicana de Valores. Pero un día, en cuestión de un segundo, vio derrumbarse ante sí aquella vida de bonanza.
Leer más...