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lunes, 11 de noviembre de 2024

Oraciones a San Martín de Tours pidiendo una gracia, salud, trabajo, sustento y ser fortalecidos contra todos los males

Camino Católico.- Cada 11 de noviembre la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Martín de Tours, el soldado romano convertido al cristianismo que llegó a ser obispo, y que quedó inmortalizado en la memoria de la Iglesia por uno de sus gestos de caridad. San Martín de Tours es patrono de la Guardia Suiza Pontificia, iglesias, asociaciones, iniciativas y diversos lugares alrededor del mundo.

Martín nació en Panonia (actual Hungría) alrededor del año 316. Fue hijo de padres paganos. Su padre fue militar y él, siguiendo la tradición familiar, ingresó a los 15 años a la guardia imperial romana. Mientras integraba el ejército, se convirtió al cristianismo y fue admitido como catecúmeno.

Martín dejó así de ser ‘soldado del emperador’, para ‘defender’ a otro Señor y ‘extender’ su Reino en la tierra. Algo sin duda mejor, muy por encima de los habituales anhelos de gloria y honor de este mundo.

Aunque algunos hagan mofa de cierto lenguaje ‘bélico’ -sin duda metafórico- para explicar algunos aspectos de la vida cristiana, o, por el contrario, vean en este las supuestas trampas del belicismo que creen inherente a la religión, el punto va por otro lado: El Reino de Dios no es de este mundo (ver: Jn 18, 33-37). Y su Reino descansa sobre la justicia y la misericordia que viene de Dios y no de los hombres. Por eso, en la tradición -partiendo de la Escritura (“La vida del hombre sobre la tierra es milicia” Jb 7,1-4.6-7)- abundan las analogías o símiles entre el campo de batalla, la disciplina militar y el combate real que se ha de librar contra el pecado y el mal, empezando por el propio interior de la persona.

El ‘soldado’ no es per se alguien carente de juicio, empatía o humanidad, una suerte de asesino a sueldo. La razón de ser del soldado es defender una causa noble, con un nivel de compromiso que puede poner en juego la propia vida por el bien de otros. Esa es su esencia, o, en todo caso, debería serlo. La corona del soldado es la victoria sobre el mal. Claro, ciertamente, en esa pretensión muchos han errado, de mil formas.

El vínculo de Martin con la carrera militar hizo que la tradición católica lo eligiera como patrono de la Guardia Suiza, el llamado “ejército del Papa”, que alguna vez cumplió funciones convencionales -propias de las campañas militares-, pero que hoy sólo custodia el Estado Vaticano y a quienes residen o transitan por su pequeño territorio.

Hacia el año 337, encontrándose Martín con las huestes romanas en Amiens, al norte de Francia, vio a un mendigo recostado junto a la puerta de la ciudad, tiritando de frío. El noble soldado al verlo en esas condiciones, espada en mano, dividió su capa en dos: una mitad la conservó por respeto a quien se la otorgó, el Imperio al que servía, mientras que la otra la usó para cubrir el helado cuerpo del mendigo, dándole cobijo y abrigo.

El gesto dejó atónitos a quienes lo presenciaron, ya que los oficiales romanos, por regla, jamás mostraban compasión o piedad por nadie, menos con los débiles.

Días después, Martín tuvo un sueño en el que Cristo aparecía diciéndole a los ángeles: “Martín, siendo todavía catecúmeno, me ha cubierto con este vestido”.

Aquel gesto de amor por el prójimo, de desprendimiento y justicia, ha quedado perennizado en el arte, en óleos y frescos, como puede constatarse fácilmente si se revisa la iconografía del santo. Mención aparte merece la impresionante pintura que hizo el Greco (1541-1614) representando el episodio entre el santo y el mendigo.

Una vez que Martin renunció a la milicia, se unió a los discípulos de San Hilario de Poitiers y adoptó un modo de vida ascético y de oración constante. Lamentablemente, Hilario tuvo que exiliarse y abandonar Poitiers, por lo que Martin decidió también dejar la ciudad y asentarse en Milán. Allí se reencontró con su madre, a quien convirtió al cristianismo aunque no tendría la misma suerte con su padre.


Cuando Hilario regresa a Poitiers, Martin decide ir a su encuentro. De vuelta a la ciudad francesa, se dedicó a impulsar la construcción de un monasterio en Ligugé -el primero en construirse en Europa-. Allí vivió como monje durante una década bajo la dirección espiritual de Hilario, su preceptor espiritual. Este lo prepararía para el diaconado y el sacerdocio. Tras recibir el orden sacerdotal, Martin fue elegido obispo de la ciudad de Tours.

Como obispo, Martin se dedicó a la evangelización y a combatir la influencia pagana dentro de la Iglesia, en especial la producida por el gnosticismo. En ese propósito tuvo que enfrentar al obispo Prisciliano, quien había adoptado la doctrina maniquea.

Martin estuvo permanentemente en disputa con este en el campo doctrinal, pero aún con eso, no dudó en mostrar su rechazo públicamente cuando Prisciliano fue encarcelado y condenado a muerte a consecuencia de las presiones políticas ejercidas por Idacio, obispo de Mérida.

Martín intercedió por Prisciliano ante el emperador, pero este no le hizo caso y se inclinó a favor de Idacio. Martín, golpeado por estos tristes sucesos, rompería todo vínculo con el obispo de Mérida hasta el epílogo de sus vidas, cuando se reconciliaron.

El obispo Martín fundó una comunidad denominada “Maius Monasterium” (monasterio mayor), también conocida como Marmoutier.

Además, en su afán evangelizador, dedicó los últimos 25 años de su vida a viajar por las regiones de Turena, Chartres, París, Autun, Sens y Vienne.​ La muerte lo encontró en Candes (actual Candes-Saint-Martin) en el año 397.

Tras su muerte, la media capa que había regalado alguna vez a aquel mendigo fue hallada y puesta en una urna, construyéndose un santuario pequeño para conservarla, uno que sirviera al mismo tiempo como lugar de culto. Se cree que el uso del término “capilla” para designar a un templo pequeño proviene de la historia de San Martín. Como en latín “media capa” se dice “capilla”, la gente solía decir: “Vamos a orar donde está la capilla”, en alusión al santuario del santo. La costumbre devino en el uso, más corto y coloquial, de la expresión “vamos a la capilla”.

De esta forma, la palabra “capilla”, mediante su vulgarización, empezó a denotar cualquier edificación o espacio pequeño dedicado exclusivamente a la oración o la liturgia. Fue así, con este significado, como el término quedaría incorporado a muchas lenguas, incluyendo el castellano.

San Martín es patrono de países como Francia y Hungría. También lo es de ciudades importantes como la capital de Argentina, Buenos Aires, ciudad donde nació el Papa Francisco. 

Con la siguientes oraciones, recemos invocando la intercesión de San Martín de Tours pidiendo una gracia, salud, trabajo, sustento y ser fortalecidos contra todos los males: 

Oración para pedir una gracia

Bienaventurado San Martín Caballero, 

lleno del Espíritu del Señor,

tuviste siempre inagotable caridad con el necesitado.


Tu que lleno de amor y generosidad

cuando viste al mendigo que se congelaba de frío,  

sin saber que en verdad era Cristo,

no dudaste en darle la mitad de tu capa, 

y no se la diste entera 

pues la otra mitad era del ejército Romano;

tú, que no buscabas reconocimientos 

sino solo favorecer al prójimo, 

encontraste gloria ante el Señor,

y cuando el Salvador se te apareció 

vestido con la media capa para agradecer tu gesto

y te dijo "hoy me cubriste con tu manto",

decidiste no servir más en el ejército 

y dedicar tu vida a Dios y a la salvación de almas, 

siendo desde entonces propagador de la fe 

y santo hombre entregado a quien lo precisara. 


Glorioso san Martín 

tu que obraste milagros y prodigios 

que con alegría, amabilidad y la más exquisita bondad

te ganaste los corazones de todos 

y no dejaste de trabajar por su bienestar, 

tiéndeme tu mano y ayúdame a salir 

de todas las carencias y problemas económicos 

que ahora me afligen y causan desasosiego. 


Glorioso san Martín, bendito patrón mío,

te pido con gran fe y humildad

me consigas de Dios, la fuente de todas las Misericordias

que mis caminos en esta tierra, mi trabajo y mis empeños

se limpien y abran con claridad. 

En el nombre de Dios Todopoderoso,

Señor San Martín de Tours,

aleja todo lo que me perjudica.

Oh santo alivio, préstame tu santo amparo;

ayúdame, te lo ruego en estos malos momentos: 


(pedir aquí lo que se necesita)


Tú que tienes, noble san Martín, milagroso poder;

lleva mis súplicas cuanto antes a los Cielos, 

pide para mi casa todo lo bueno, 

que los agobios, ruinas y pobrezas se vayan

y la buena suerte entre en mi trabajo (o negocio)

y con ella la abundancia y prosperidad, para poder ayudar a todos los necesitados.


San Martín, bendito obispo de Tours, 

que tus virtudes y caridad me acompañen siempre, 

yo no dejaré de rezar y agradecer al Altísimo

los favores concedidos,

y seré caritativo con todos

mis hermanos y necesitados.


San Martín intercede por mí, 

y líbrame y protégeme de todo mal.


Amén.


Rezar el Credo,

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración para pedir salud, trabajo, sustento y ser fortalecidos contra todos los males 

Glorioso soldado Romano, San Martín de Tours, que te sentiste llamado por Dios a vivir la caridad:

Por las pruebas más grandes que sufriste por el Señor,

te pido de todo corazón que combatas la miseria de mi casa,

que la caridad de tu alma me siga por dondequiera que vaya,

y me consigas la bendición del Señor en todos mis negocios.

¡Oh! San Martín Caballero, del Señor fiel Misionero, líbrame de todo mal,

para que nunca me falte salud, trabajo y sustento.

Oh Dios, que conoces que por nuestras fuerzas no podemos subsistir,

haz que, por la intercesión de tu confesor y pontífice san Martín,

seamos fortalecidos contra todos los males que nos rodean.

Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

domingo, 3 de noviembre de 2024

Oraciones a San Martín de Porres ante necesidades apremiantes

Camino Católico.-  Cada 3 de noviembre, la Iglesia Católica celebra a San Martín de Porres, fraile dominico del siglo XVI, “el santo de la escoba”, llamado así por su oficio de portero y barrendero del convento en el que vivió.

Martín dio testimonio de humildad y sencillez en una época en la que el origen o el color de piel definían cómo se trataba a una persona. Son precisamente las virtudes mencionadas las que dejaron en evidencia en qué reside la libertad y la grandeza de un ser humano.

“Yo te curo y Dios te sana”, solía decir fray Martín, cada vez que atendía a algún enfermo. Martín fue un “mulato” -antigua denominación para los nacidos de padre blanco y madre negra, o viceversa-, admitido en calidad de “donado” por la Orden de Predicadores (dominicos), a causa de su condición de hijo ilegítimo. Se santificó, entre otras cosas, realizando los servicios más humildes, y también cuidando a enfermos y menesterosos.

San Martín de Porres -o de Porras- fue nombrado pertinentemente por el Papa San Juan XXIII como “Santo Patrono de la Justicia Social” y “Patrón Universal de la Paz” tras los peores momentos del siglo XX, en tiempos marcados por las consecuencias de las guerras y la violencia.

San Martín nació en Lima (Virreinato del Perú) en 1579. Su nombre completo fue Juan Martín de Porres Velázquez, hijo de un noble español de origen burgalés, don Juan de Porras, y una mujer de raza negra liberta, doña Ana Velázquez, natural de Panamá.

Desde niño, Martín dio muestras de tener un corazón solidario y sensible frente al sufrimiento de la gente. Solía manifestar su preocupación por quienes estaban enfermos o vivían en pobreza. Aprendió el oficio de barbero y algunos rudimentos de medicina, cercanos a lo que haría hoy un ‘herborista’. A los quince años pidió ser admitido en la Orden de Santo Domingo de Guzmán, a la que ingresó como hermano terciario, ya que era hijo ilegítimo y no tenía mayor educación.

Ya en el convento, trabajó como enfermero. Empezó a hacerse conocido por su amabilidad en el trato, sin hacer diferencias entre pobres y ricos, ni entre blancos, negros o indios. Atendía a quien se presentase en la enfermería con el mismo cuidado y esmero. Martín se ganó así el cariño de todos, y aunque inicialmente hubo reservas contra él entre los frailes, dado su origen “ilegítimo”, en 1603, hizo su profesión religiosa.


Con la ayuda de Dios, el santo hizo numerosos milagros, especialmente curaciones de males y enfermedades. Martín jamás se atribuyó portento alguno, por el contrario, recordaba constantemente que él solo era un siervo, y que quien devolvía la salud era Dios -de ahí su hermoso lema, “yo te curo y Dios te sana”-.

Enfermos desahuciados se reponían al solo contacto con sus manos o incluso con su sola presencia. Otros milagros también acontecieron por intercesión de Martín: hubo quienes lo vieron entrar y salir del convento, o de otros recintos, cuando se sabía que el fraile estaba en su celda, o cuando las puertas estaban trancadas. Otros aseguraban haberlo visto en dos lugares distintos a la misma vez (bilocación). Martín atendía a enfermos y menesterosos a tiempo y destiempo, y Dios le concedió el poder de hacer milagros y prodigios.

Martín había querido ser misionero, y todo indica que Dios le dio el don de la bilocación. Existen abundantes testimonios de que apareció en lugares inhóspitos -hablaba de las misiones en China o Japón como quien estuvo de veras allí-. Lo sorprendente fue que misioneros de aquellos lugares atestiguaron haberlo visto curar enfermos y acompañarlos en momentos difíciles, dándoles ánimo y rezando con ellos.

San Martín de Porres fue amigo muy cercano de otro santo dominico, nacido en España, pero afincado en la capital del virreinato del Perú, San Juan Macías. También se sabe que conoció y colaboró con Santa Rosa de Lima.

La situación de abandono moral en la que se encontraba mucha gente en Lima hizo que Martín se preocupara por ellos. Con la ayuda de algunos personajes acaudalados, entre los que estaba el virrey Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla, Martín reunía dinero con el que asistía a personas sin techo, enfermos y limosneros. Mientras tanto, en el convento dominico de la ciudad, cumplía con sus horas de servicio en la portería y haciendo los turnos de limpieza. Se dice que le bastaban tres horas de sueño por las tardes, porque por la noche se mantenía en vela, en oración frente al Señor.

Los moribundos, de cualquier clase social (o “casta” término empleado en la época), pedían que venga el santo hermano Martín a acompañarlos a bien morir, a lo que él nunca se rehusó. La ciudad entera entonces se encontró en determinado momento rendida a la humildad, el carisma y la caridad que irradiaba San Martín.

Incluso, el virrey Fernández, al enterarse de que su buen amigo Fray Martín estaba muy enfermo y parecía morir, quiso visitarlo en su lecho de muerte y besar su mano, pidiéndole que lo cuide desde el cielo.

San Martín de Porres partió a la Casa del Padre el 3 de noviembre de 1639, en compañía orante de sus hermanos dominicos. El santo entregó el alma a Dios después de besar el crucifijo.

San Martín de Porres ha sido generalmente representado con una escoba en mano, símbolo de su humilde servicio. La tradición, por otro lado, hace referencia no solo a su sencillez sino a la paz que irradiaba con su presencia.

Martín unió a los dominicos, unió a la ciudad de Lima, acercó culturas milenarias, vinculó razas -como se suele decir en Perú: “Hizo comer de un solo plato a perro, pericote (i.e. ratón) y gato”-. Por ello, San Juan XXIII exclamó: “¡Ojalá que el ejemplo de Martín enseñe a muchos lo feliz y maravilloso que es seguir los pasos y obedecer los mandatos divinos de Cristo!” (Homilía de la misa de canonización de San Martín de Porres, 1962).

En estos momentos marcados por sangrientos conflictos internacionales, te pedimos, San Martín de Porres que intercedas por la paz entre los hombres.

Invoquemos la intercesión de San Martín de Porres ante una necesidad apremiante con las siguientes oraciones:

Oración 

En esta necesidad y pena que me agobia acudo a ti, mi protector San Martín de Porres.

Quiero sentir tu poderosa intercesión. Tú, que viviste sólo para Dios y para tus hermanos, que tan solícito fuiste en socorrer a los necesitados, escucha a quienes admiramos tus virtudes.

Confío en tu poderoso valimiento para que, intercediendo ante el Dios de bondad, me sean perdonados mis pecados y me vea libre de males y desgracias.

Alcánzame tu espíritu de caridad y servicio para que amorosamente te sirva entregado a mis hermanos y a hacer el bien.

Padre celestial, por los méritos de tu fiel siervo San Martín, ayúdame en mis problemas y no permitas que quede confundida mi esperanza.

Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Oraciones en vídeo 



martes, 29 de octubre de 2024

Oración a San Narciso ante las calumnias

Camino Católico.- Cada 29 de octubre la Iglesia celebra  a san Narciso de Jerusalén que nació en esa ciudad en el año 95. Ya tenía una avanzada edad cuando fue elegido obispo de Jerusalén.

San Narciso realizó varios milagros como cuando los diáconos no tenían aceite para las lámparas la víspera de la Pascua. Entonces el santo pidió que trajesen agua, rezó y después mandó que la pusieran en las lámparas. Así lo hicieron y el agua después se convirtió en aceite.

Algunos molestos por la severidad del santo, y por la disciplina que exigía en su diócesis, le acusaron de haber cometido un crimen. Los acusadores eran tres personas y cada una afirmó que si la acusación fuese falsa, una se dejaría quemar, la otra sufriría enfermedad y, la tercero, quedaría ciega.

Él, para evitar un conflicto mayor decidió retirarse a vivir al desierto. Entonces, Dios castigó a dos de los acusadores según las afirmaciones que habían hecho, muriendo los dos primeros. El tercero reconoció su falta, quedando ciego de tantas lágrimas que derramó.

Tras esto, el santo regresó a su sede durante el gobierno de Gordio. Como ya se sentía muy anciano para retomar el obispado, nombró a San Alejandro como coadjutor. Se dice que Narciso murió a los 116 años..

Invoquemos la intercesión de San Narciso con la siguiente oración cuando seamos calumniados y atacados:

Oración ante las calumnias 

Dios de justicia, san Narciso fue falsamente acusado por tres de sus enemigos de un terrible crimen.

Fue salvado de un castigo injusto porque tenía la reputación de santo y nadie creyó las mentiras.

San Narciso te pido que intercedas por mí ante Dios cada vez que soy calumniado o atacado verbalmente

Ayúdame Señor a confiar en ti cada vez que levantan falsedades contra mí. Pon las informaciones mentirosos en manos de personas que me conocen e inspíralas a salir en mi defensa.

Señor, enséñame a evitar humildemente discutir o defenderme contra mis acusadores.

Jesús confío en ti porque tú eres mi mayor defensor.

San Narciso ruega por mí. Amén.

Pide ahora por tus intenciones personales

Luego reza tres 'Padre Nuestro', tres 'Ave María' y tres

'Glorias'.

lunes, 28 de octubre de 2024

Oraciones a San Judas Tadeo para pedir por una grave necesidad, un trabajo o gracias para quienes están solos

Camino Católico.- Cada 28 de octubre la Iglesia celebra la fiesta de San Judas Tadeo, apóstol de Cristo, a quien los Evangelios presentan como el "hermano de Santiago". 

A diferencia de aquel que traicionó a Jesús, también llamado Judas, él se mantuvo fiel a Cristo hasta el último instante de su vida. Se le conoce como el patrono de las causas imposibles y su fiesta se celebra el 28 de octubre, día en que también se celebra a San Simón Apóstol. 

Vídeo sobre los apóstoles san Simón y san Judas

Judas Tadeo era hermano de Santiago el Menor y primo de Jesús. Se le atribuye la epístola que lleva su nombre, en la que se presenta a sí mismo como “servidor de Jesucristo y hermano de Santiago”. 

De acuerdo al martirologio romano, San Judas Tadeo, tras dejar Judea luego de Pentecostés, predicó en Mesopotamia y luego en Persia, donde sufrió el martirio junto al Apóstol Simón, en la ciudad de Suanis.

Una antigua tradición cuenta que en el momento previo a ser ejecutado, San Judas le dijo a San Simón que podía ver al Señor llamándolos a su lado. Judas y Simón murieron por resistirse a adorar a los ídolos.

San Judas Tadeo suele ser representado con una imagen de Cristo en el pecho, como símbolo que intenta evidenciar su parentesco con el Señor y su parecido físico con Él. 

En sus representaciones también aparece un mazo, instrumento con el que fue ejecutado de un golpe en la cabeza, antes de que ésta fuera cortada con un hacha.

Santa Brígida de Suecia (1303 - 1373) cuenta en sus Revelaciones que el Señor Jesús la exhortó a que le pidiese favores y gracias a través de San Judas Tadeo. Quizás esta sea la razón principal por la que la devoción a este santo ha calado tan profundo en la piedad popular cristiana. Son muchísimos los que lo llaman “milagroso” y viven agradecidos con él.  San Judas Tadeo comparte el patronazgo de los imposibles con Santa Rita de Casia.

Vídeo sobre san Judas Tadeo, patrono de las causas imposibles, y las cadenas de oración supersticiosas que llevan una recompensa 

Lamentablemente, en algunos casos, la devoción a San Judas ha dado lugar a ciertas desviaciones que la Iglesia ha aclarado oportunamente. En el año 2008, mediante un comunicado titulado “San Judas Tadeo y algunas desviaciones de su culto", la Arquidiócesis Primada de México aclaró que San Judas Tadeo no es el “santo de los delincuentes o narcotraficantes”, como algunos malintencionadamente afirmaban para justificar sus delitos o maldades. Además el documento vuelve a insistir en que su devoción no es compatible con los pseudo cultos relativos a la denominada "Santa Muerte", fenómeno que tampoco pertenece a la identidad católica.

La arquidiócesis señaló, además, que “la Iglesia alienta las manifestaciones populares de auténtica devoción”, pero que "en algunos casos -como los arriba mencionados- existen serias incompatibilidades" con las enseñanzas de la Iglesia. Ciertamente el culto a la "Santa Muerte", vinculado a la brujería y al paganismo, es muy popular en México y se intensifica con la cercanía del Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre).

Invoquemos la intercesión de San Judas Tadeo con la siguientes oraciones para pedir por una grave necesidad, un trabajo o gracias para quienes están solos:


Oración por una grave necesidad

Apóstol gloriosísimo de Nuestro Señor Jesucristo, aclamado por los fieles con el dulce título de ABOGADO DE LOS CASOS DESESPERADOS, hazme sentir tu poderosa intercesión aliviando la gravísima necesidad en que me encuentro. 

Por el estrecho parentesco que te hace primo hermano de Nuestro Señor Jesucristo, por la privaciones y fatigas que por El sufriste, por el heroico martirio que aceptaste gustoso por su amor, por la promesa que el divino Salvador hizo a Santa Brígida de consolar a los fieles que acudiesen a tu poderosa intercesión, obtenme del Dios de las misericordias y de su Madre Santísima la gracia que con ilimitada confianza te pido a Ti, Padre mío bondadoso, seguro que me la obtendrás siempre que convenga a la gloria de Dios y bien de mi alma. Así sea.

Glorioso Apóstol San Judas Tadeo, ruega por nosotros. (Repetir 3 veces)

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración para pedir un trabajo

San Judas Tadeo, intercesor de todo problema difícil consígueme un trabajo en que me realice como humano y que a mi familia no le falte lo necesario en ningún aspecto de la vida, que lo conserve a pesar de las circunstancias y problemas adversos.

Que en el progrese mejorando siempre mi calidad y gozando de salud y fuerza. Y que día a día trate de ser útil a cuantos me rodean.

Asocio tu intercesión a la Sagrada Familia, de la cual eres pariente y prometo difundir tu devoción como expresión de mi gratitud a tus favores.

Amén.

Oración para pedir gracias para quienes están solos

¡Santo Apóstol San Judas, fiel siervo y amigo de Jesús!, la Iglesia te honra e invoca universalmente, como el patrón de los casos difíciles y desesperados. Ruega por mí, estoy solo y sin ayuda.

Te imploro hagas uso del privilegio especial que se te ha concedido, de socorrer pronto y visiblemente cuando casi se ha perdido toda esperanza. Ven en mi ayuda en esta gran necesidad, para que pueda recibir consuelo y socorro del cielo en todas mis necesidades, tribulaciones y sufrimientos, particularmente... (haga aquí su petición), y para que pueda alabar a Dios contigo y con todos los elegidos por siempre.

Te doy las gracias glorioso San Judas, y prometo nunca olvidarme de este gran favor, honrarte siempre como mi patrono especial y poderoso y, con agradecimiento hacer todo lo que pueda para fomentar tu devoción. Amén.

Oración en vídeo para pedir gracias para graves necesidades