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miércoles, 29 de octubre de 2025

Oración a San Narciso ante las calumnias

Camino Católico.- Cada 29 de octubre la Iglesia celebra  a san Narciso de Jerusalén que nació en esa ciudad en el año 95. Ya tenía una avanzada edad cuando fue elegido obispo de Jerusalén.

San Narciso realizó varios milagros como cuando los diáconos no tenían aceite para las lámparas la víspera de la Pascua. Entonces el santo pidió que trajesen agua, rezó y después mandó que la pusieran en las lámparas. Así lo hicieron y el agua después se convirtió en aceite.

Algunos molestos por la severidad del santo, y por la disciplina que exigía en su diócesis, le acusaron de haber cometido un crimen. Los acusadores eran tres personas y cada una afirmó que si la acusación fuese falsa, una se dejaría quemar, la otra sufriría enfermedad y, la tercero, quedaría ciega.

Él, para evitar un conflicto mayor decidió retirarse a vivir al desierto. Entonces, Dios castigó a dos de los acusadores según las afirmaciones que habían hecho, muriendo los dos primeros. El tercero reconoció su falta, quedando ciego de tantas lágrimas que derramó.

Tras esto, el santo regresó a su sede durante el gobierno de Gordio. Como ya se sentía muy anciano para retomar el obispado, nombró a San Alejandro como coadjutor. Se dice que Narciso murió a los 116 años..

Invoquemos la intercesión de San Narciso con la siguiente oración cuando seamos calumniados y atacados:

Oración ante las calumnias 

Dios de justicia, san Narciso fue falsamente acusado por tres de sus enemigos de un terrible crimen.

Fue salvado de un castigo injusto porque tenía la reputación de santo y nadie creyó las mentiras.

San Narciso te pido que intercedas por mí ante Dios cada vez que soy calumniado o atacado verbalmente

Ayúdame Señor a confiar en ti cada vez que levantan falsedades contra mí. Pon las informaciones mentirosos en manos de personas que me conocen e inspíralas a salir en mi defensa.

Señor, enséñame a evitar humildemente discutir o defenderme contra mis acusadores.

Jesús confío en ti porque tú eres mi mayor defensor.

San Narciso ruega por mí. Amén.

Pide ahora por tus intenciones personales

Luego reza tres 'Padre Nuestro', tres 'Ave María' y tres

'Glorias'.

martes, 28 de octubre de 2025

Oraciones a San Judas Tadeo para pedir por una grave necesidad, un trabajo o gracias para quienes están solos

Camino Católico.- Cada 28 de octubre la Iglesia celebra la fiesta de San Judas Tadeo, apóstol de Cristo, a quien los Evangelios presentan como el "hermano de Santiago". 

A diferencia de aquel que traicionó a Jesús, también llamado Judas, él se mantuvo fiel a Cristo hasta el último instante de su vida. Se le conoce como el patrono de las causas imposibles y su fiesta se celebra el 28 de octubre, día en que también se celebra a San Simón Apóstol. 

Vídeo sobre los apóstoles san Simón y san Judas

Judas Tadeo era hermano de Santiago el Menor y primo de Jesús. Se le atribuye la epístola que lleva su nombre, en la que se presenta a sí mismo como “servidor de Jesucristo y hermano de Santiago”. 

De acuerdo al martirologio romano, San Judas Tadeo, tras dejar Judea luego de Pentecostés, predicó en Mesopotamia y luego en Persia, donde sufrió el martirio junto al Apóstol Simón, en la ciudad de Suanis.

Una antigua tradición cuenta que en el momento previo a ser ejecutado, San Judas le dijo a San Simón que podía ver al Señor llamándolos a su lado. Judas y Simón murieron por resistirse a adorar a los ídolos.

San Judas Tadeo suele ser representado con una imagen de Cristo en el pecho, como símbolo que intenta evidenciar su parentesco con el Señor y su parecido físico con Él. 

En sus representaciones también aparece un mazo, instrumento con el que fue ejecutado de un golpe en la cabeza, antes de que ésta fuera cortada con un hacha.

Santa Brígida de Suecia (1303 - 1373) cuenta en sus Revelaciones que el Señor Jesús la exhortó a que le pidiese favores y gracias a través de San Judas Tadeo. Quizás esta sea la razón principal por la que la devoción a este santo ha calado tan profundo en la piedad popular cristiana. Son muchísimos los que lo llaman “milagroso” y viven agradecidos con él.  San Judas Tadeo comparte el patronazgo de los imposibles con Santa Rita de Casia.

Vídeo sobre san Judas Tadeo, patrono de las causas imposibles, y las cadenas de oración supersticiosas que llevan una recompensa 

Lamentablemente, en algunos casos, la devoción a San Judas ha dado lugar a ciertas desviaciones que la Iglesia ha aclarado oportunamente. En el año 2008, mediante un comunicado titulado “San Judas Tadeo y algunas desviaciones de su culto", la Arquidiócesis Primada de México aclaró que San Judas Tadeo no es el “santo de los delincuentes o narcotraficantes”, como algunos malintencionadamente afirmaban para justificar sus delitos o maldades. Además el documento vuelve a insistir en que su devoción no es compatible con los pseudo cultos relativos a la denominada "Santa Muerte", fenómeno que tampoco pertenece a la identidad católica.

La arquidiócesis señaló, además, que “la Iglesia alienta las manifestaciones populares de auténtica devoción”, pero que "en algunos casos -como los arriba mencionados- existen serias incompatibilidades" con las enseñanzas de la Iglesia. Ciertamente el culto a la "Santa Muerte", vinculado a la brujería y al paganismo, es muy popular en México y se intensifica con la cercanía del Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre).

Invoquemos la intercesión de San Judas Tadeo con la siguientes oraciones para pedir por una grave necesidad, un trabajo o gracias para quienes están solos:


Oración por una grave necesidad

Apóstol gloriosísimo de Nuestro Señor Jesucristo, aclamado por los fieles con el dulce título de ABOGADO DE LOS CASOS DESESPERADOS, hazme sentir tu poderosa intercesión aliviando la gravísima necesidad en que me encuentro. 

Por el estrecho parentesco que te hace primo hermano de Nuestro Señor Jesucristo, por la privaciones y fatigas que por El sufriste, por el heroico martirio que aceptaste gustoso por su amor, por la promesa que el divino Salvador hizo a Santa Brígida de consolar a los fieles que acudiesen a tu poderosa intercesión, obtenme del Dios de las misericordias y de su Madre Santísima la gracia que con ilimitada confianza te pido a Ti, Padre mío bondadoso, seguro que me la obtendrás siempre que convenga a la gloria de Dios y bien de mi alma. Así sea.

Glorioso Apóstol San Judas Tadeo, ruega por nosotros. (Repetir 3 veces)

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración para pedir un trabajo

San Judas Tadeo, intercesor de todo problema difícil consígueme un trabajo en que me realice como humano y que a mi familia no le falte lo necesario en ningún aspecto de la vida, que lo conserve a pesar de las circunstancias y problemas adversos.

Que en el progrese mejorando siempre mi calidad y gozando de salud y fuerza. Y que día a día trate de ser útil a cuantos me rodean.

Asocio tu intercesión a la Sagrada Familia, de la cual eres pariente y prometo difundir tu devoción como expresión de mi gratitud a tus favores.

Amén.

Oración para pedir gracias para quienes están solos

¡Santo Apóstol San Judas, fiel siervo y amigo de Jesús!, la Iglesia te honra e invoca universalmente, como el patrón de los casos difíciles y desesperados. Ruega por mí, estoy solo y sin ayuda.

Te imploro hagas uso del privilegio especial que se te ha concedido, de socorrer pronto y visiblemente cuando casi se ha perdido toda esperanza. Ven en mi ayuda en esta gran necesidad, para que pueda recibir consuelo y socorro del cielo en todas mis necesidades, tribulaciones y sufrimientos, particularmente... (haga aquí su petición), y para que pueda alabar a Dios contigo y con todos los elegidos por siempre.

Te doy las gracias glorioso San Judas, y prometo nunca olvidarme de este gran favor, honrarte siempre como mi patrono especial y poderoso y, con agradecimiento hacer todo lo que pueda para fomentar tu devoción. Amén.

Oración en vídeo para pedir gracias para graves necesidades

viernes, 24 de octubre de 2025

Oración a San Antonio María Claret para pedir por un enfermo de cáncer

 

Camino Católico.- Cada 24 de octubre, la Iglesia celebra a San Antonio María Claret, religioso y misionero español, quien llegó a ser arzobispo en América y confesor de una reina. Su figura está muy vinculada a la educación católica gracias a sus esfuerzos por promover escuelas, bibliotecas y grupos de lectores o estudiosos.

A eso se suma, también, el trabajo de sus hijos espirituales, los claretianos -los miembros de la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María-, continuadores de su obra.


Nacido en Sallent, Barcelona (España) en 1807, en su juventud fue obrero textil, razón por la que se le considera patrón de los tejedores y de la industria textil de Cataluña. Su padre era dueño de unos telares, donde Antonio tuvo que trabajar por lo menos en dos periodos, aunque por dentro se descubría llamado al sacerdocio. Él había manifestado esa inquietud desde muy joven y por eso sus padres invirtieron dinero en su formación, pero los altibajos económicos que sufrió su familia impidieron que tuviera continuidad en los estudios.

Como fuera, Antonio siempre fue reconocido como un precoz devoto de la Virgen María y un amante de la Eucaristía. Alcanzada la adultez, el santo profesaría una piedad muy profunda a Nuestra Señora, haciéndola parte central en su vida y obra misionera. Era el amor maternal de María lo que Antonio experimentaba y por eso la tuvo siempre como protectora y guía. Tanto la inclinación a la vida sacerdotal, como la idea -presente en un periodo- de hacerse monje cartujo, o, tras ser ordenado, la voluntad de servir como un buen pastor -vicario, párroco y finalmente arzobispo- fueron expresiones de sintonía con el Espíritu Santo, que, sin María, Antonio María no hubiese entendido ni acogido.

“Oh Virgen y Madre de Dios... soy hijo y misionero vuestro, formado en la fragua de vuestra misericordia y amor” (San Antonio María Claret).

Un día, siendo aún muy joven, Antonio salió de paseo con unos amigos rumbo a la playa. De pronto, mientras caminaba por la orilla, fue arrastrado mar adentro por una ola muy grande. Como no sabía nadar, empezó a ahogarse. Preso del pánico, luchando para no hundirse, alcanzó a gritar: “¡Virgen Santa, sálvame!”. De pronto, sin saber bien cómo, estaba de regreso en la orilla, sano y salvo.

Cada vez que Antonio volvía sobre el episodio, decía que había sido la Virgen quien lo había salvado.


Años después de aquella experiencia, el joven catalán logró ingresar al seminario; y, transcurrida la formación, en 1835, fue ordenado sacerdote. Inicialmente asumió un cargo parroquial, pero su deseo más grande era ser misionero. Una vez dispensado del cargo, salió a predicar el Evangelio, primero en las periferias de Cataluña y luego hasta las Islas Canarias (1840-1850).

En 1849 fundó la Orden de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, hoy conocidos como “claretianos”. También fue fundador (1855) de la Congregación de Religiosas de María Inmaculada (misioneras claretianas). Presidió la junta encargada del Monasterio de El Escorial (1859-1868), donde abrió una comunidad para eclesiásticos, un seminario y un colegio de enseñanza secundaria.

Poco después de la fundación de su Orden, recibió el nombramiento como arzobispo de Santiago de Cuba. Inicialmente pretendió declinar al cargo pero tras un breve discernimiento aceptó el pedido papal.

Antonio María viaja a América en 1850 para asumir la sede episcopal como arzobispo de Santiago de Cuba. Allí trabajó en el reordenamiento de la vida eclesial -la arquidiócesis había estado sin pastor por más de una década-, mientras combatía las injusticias sociales del entorno. El arzobispo Claret se enfrentó a los europeos que maltrataban a los naturales y preparó una edición especial de las Leyes de Indias para facilitar su divulgación, ya que estas podían ser buen instrumento para mejorar el trato hacia los esclavos.

Claret, odiado por los esclavistas, fue blanco de numerosas amenazas. Incluso sufrió un atentado: un hombre intentó asesinarlo con un cuchillo. Providencialmente, el atacante solo logró cortarle parte del rostro y el brazo derecho. El santo quedó mal herido por un largo periodo, pero una vez repuesto, inició otro más de sus recorridos por su extensa arquidiócesis. Claret prosiguió así hasta que llegó el momento de dejar la isla y volver rumbo a España por pedido expreso de la reina Isabel II.

De regreso a Europa continuó escribiendo textos relacionados a la fe y doctrina, así como otros de índole más espiritual, propicios para la formación de sacerdotes y religiosos. En uno de estos escribe:

“Rezadle el Santo Rosario todos los días con devoción y fervor, y veréis como María Santísima será vuestra Madre, vuestra abogada, vuestra medianera, vuestra maestra, vuestro todo después de Jesús".

La reina de España, Isabel II, llamó expresamente a Mons, Antonio María Claret para que fuese su confesor, servicio que cumplió cuidadosamente, en respuesta a la devoción y piedad con que la reina vivía. Ese lazo espiritual a la larga le trajo un serio inconveniente. España había pasado años de conflictos internos por la corona que produjeron la expulsión de Isabel II, razón por la que San Antonio María Claret -en fidelidad a la corona- acompañó a la reina al destierro tras ser destronada en 1868.

Al lado de la reina, permanece en Francia hasta el final de sus días. Sólo interrumpió dicha estancia cuando fue convocado a Roma por el Papa Pio IX para participar del Concilio Vaticano I, en 1869. Dado que el Concilio no pudo concluir, regresó a Francia. Allí murió, sin poder volver a su tierra, en 1870.

La figura de Antonio María Claret ha sido la inspiración de abundantes obras y frutos de la familia espiritual que congregó en torno a Cristo. Entre estos se cuentan las Órdenes mencionadas anteriormente a la que se sumó un movimiento laical. Allí están también cientos de centros educativos -lugares en los que se busca la excelencia académica- así como otras iniciativas en las que participó.

Antonio María Claret fue beatificado por el Papa Pío XI el 25 de febrero de 1934, y el 7 de mayo de 1950 fue canonizado por el Papa Pío XII.

El 13 de abril de 1951 fue declarado copatrono de la Diócesis de Canarias (España) por el mismo Papa Pío XII; y desde 1980 es el patrono de la catequesis en Cuba.

Invoquemos a San Antonio María Claret para pedir su intercesión por un enfermo de cáncer:

Oración

Oh San Antonio María Claret, que durante tu vida en la tierra consolabas tanto a los afligidos y tenías gran amor y tierna compasión a los enfermos ruega por mi ahora que gozas del premio de tus virtudes; echa una mirada de compasión sobre ... (menciona aquí a la persona afligida con cáncer) y concédeme esta gracia , si tal es la voluntad de Dios. Haz tuyos mis cuidados. 

Habla una palabra al Inmaculado Corazón de María para obtener por su poderosa intercesión la gracia que yo tanto ansío, y una bendición que pueda fortalecerme durante mi vida; asisteme en la hora de mi muerte y guíame a una feliz eternidad. Amén.

jueves, 23 de octubre de 2025

Oración a San Juan de Capistrano para pedir la gracia de la fortaleza ante las dificultades y cumplir la voluntad de Dios

Camino Católico.- Cada 23 de octubre, la Iglesia recuerda a San Juan de Capistrano (1386-1456), fraile franciscano nacido en la ciudad que acompaña su nombre, Capistrano, en el antiguo Reino de Nápoles (Italia), el 24 de junio de 1386. Hijo de un prominente barón alemán, Juan fue abogado y después juez; incluso llegó a desempeñarse como gobernador de Perugia. Una vez consagrado completamente al servicio de Dios, se convirtió en misionero, predicador y defensor de la fe.

A raíz de la intervención que tuvo, al lado de las huestes cristianas durante el Sitio de Belgrado, fue nombrado patrón de los capellanes militares en 1984.

Habiendo desarrollado una promisoria carrera secular, a los 30 años tuvo un sueño en el que vio a San Francisco de Asís que lo llamaba a ser parte de la Orden de los Frailes Menores. Para Juan aquel sueño fue la confirmación del deseo que le encendía el corazón: consagrarse al servicio de los más necesitados. Él mismo había sufrido la carencia de todo cuando tuvo que pasar un tiempo en prisión, en momentos en que la ciudad había caído en manos de sus enemigos, la familia Malatesta.

Ya como miembro de la Orden, Juan empezó a destacar como buen estudiante y orador. Tuvo como preceptores a santos formadores, entre los que destacaba su maestro de Teología, San Bernardino de Siena, quien se convirtió en su amigo, y a quien tuvo que defender años más tarde de injustas acusaciones.

Como sacerdote, Juan de Capistrano se convertiría en un predicador querido y admirado. Combatió el denominado “fraticismo”, herejía que pretendía distorsionar el mensaje evangélico echando mano de la regla y la espiritualidad franciscana.

Debido al santo celo que mostró en estas arenas, a San Juan le cayó el apelativo de “Columna de la Observancia”, llegando a integrar la lista de los principales reformadores de la Orden.

Fray Juan de Capistrano viajó por casi toda Europa predicando el Evangelio. Anduvo por Alemania, Bohemia, Austria, Hungría y Polonia. Vivía de manera sencilla, comiendo y durmiendo lo estrictamente necesario. Se ganó, en vida, la fama de obrar milagros, al punto de que era habitual que le llevaran enfermos para que los cure.

Y aunque dicha fama nunca fue de su agrado, no se negó a atender a nadie. Por el contrario, siempre acogía a los enfermos con amabilidad y les daba la bendición de Dios.

Juan de Capistrano murió, como consecuencia de la peste, el 23 de octubre de 1456, a la edad de 70 años. Fue canonizado por el Papa Alejandro VII en 1690.

San Juan de Capistrano fue el nombre que tomó una de las más famosas misiones franciscanas del siglo XVIII, durante la colonización de la Alta California, actualmente perteneciente a Estados Unidos. La bella ciudad que se construyó sobre la base de la misión mantiene su nombre hasta hoy.

Invoquemos a San Juan de Capistrano pidiendo la gracia de la fortaleza ante las dificultades y cumplir la voluntad de Dios con la siguiente oración:

Oración 

Querido San Juan de Capistrano, tú que diste consuelo a tu pueblo en sus pruebas apoyándote en la fe, hoy te pido que me brindes esa misma ayuda a mí que me encuentro atravesando por tiempos difíciles y llenos de obstáculos; que te apiades de mí y puedas servirme como intercesor ante el Señor para que mis plegarias sean escuchadas.

Entrego a ti todo aquello que estoy viviendo actualmente, y todo lo que ha frenado mis ansias de superarme. Bendice todos los esfuerzos que he puesto a esta causa, intentando dar siempre lo mejor de mí en cada batalla.

Sé que cuento contigo frente a estas adversidades y que no me desampararás. Reconozco que he tenido el impulso de dejar de luchar y dar esta batalla por perdida, sé que estoy dejando en evidencia todas mis debilidades y limitaciones, y tengo claro que mis errores me están llevando no cumplir la voluntad del Señor Todopoderoso; por esto acudo a ti hoy, porque quiero enmendar todas mis equivocaciones, solicitando tu apoyo como mediador y mensajero ante Dios.

Y a ti, Señor mío, que diste el poder y el don a San Juan de Capistrano de confortar a los cristianos en las adversidades, te ruego que por su intercesión me permitas conseguir el valor y la fuerza que tanto deseo, todo con el fin de cumplir tu santa voluntad.

Dame el entusiasmo, la perseverancia y la fidelidad para defender siempre la gran devoción que tengo hacia ti, Señor Jesucristo, porque en ti está la verdadera victoria y el camino de la salvación. Por Cristo Nuestro Señor, que vive y reina en los cielos por los siglos de los siglos. Amén.

miércoles, 22 de octubre de 2025

Reza las oraciones por la vida y por la familia de San Juan Pablo II e invoca su intercesión con otras por el mundo entero y pide una gracia

Camino Católico.- Cada 22 de octubre, la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Juan Pablo II, el Pontífice que viajó por el mundo entero llevando un mensaje de paz y reconciliación, el hombre que habiendo sufrido las consecuencias de los totalitarismos del siglo XX, puso a la Iglesia de cara al siglo XXI.

San Juan Pablo II, como heredero del Concilio Vaticano II, contribuyó enormemente a su asimilación, desarrollando un nutrido y sólido magisterio. Con los pies puestos en el suelo firme de la tradición de la Iglesia y el Evangelio, supo proyectarse al futuro convocando a todos a ser parte de una “Nueva Evangelización”.

Juan Pablo II, el Papa Peregrino, fue también un defensor incansable de la vida y la familia en todos los frentes. Así lo testimonian sus palabras: “El matrimonio y la familia cristiana edifican la Iglesia. Los hijos son el fruto precioso del matrimonio".

Karol Jósef Wojtyla, el Papa Juan Pablo II, nació en Wadowice (Polonia) en 1920. Sus padres, católicos fervorosos, lo educaron en la calidez de la fe. Su juventud estuvo marcada por el ambiente desolador y trágico producido por la Segunda Guerra Mundial y la invasión nazi de Polonia. Aun así, pudo ingresar al seminario y seguir su formación de manera clandestina.

Fue ordenado sacerdote en 1946, y en 1958 se convirtió en obispo auxiliar de la arquidiócesis de Cracovia. Al ser ordenado obispo, Karol eligió como lema oficial la expresión latina “Totus Tuus” (Todo tuyo) en honor a María Santísima, lema que mantuvo durante su largo pontificado. Su labor como arzobispo se caracterizó por la promoción de la pastoral para los sordomudos y ciegos, creó además el “Instituto de familia” y el programa “S.O.S. Cardenal Wojtyla” para ayudar a madres solteras en peligro de abortar.

Wojtyła participó activamente en las sesiones del Concilio Vaticano II (1962-1965). Fue importante su colaboración en la elaboración de las constituciones dogmáticas “Gaudium et Spes” y “Lumen Gentium”. En 1964 sería nombrado arzobispo metropolitano de Cracovia y posteriormente, el 29 de mayo de 1967, creado cardenal por el Papa San Pablo VI, convirtiéndose en el segundo más joven de aquella época, con solo 47 años de edad.

A la muerte del recientemente beatificado Juan Pablo I, en 1978, Wojtyla es elegido Sumo Pontífice adoptando el nombre de “Juan Pablo II”, en honor a su predecesor. Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia y 146 al interior de ese país. Su pontificado fue el segundo más largo de la historia: 26 años, 5 meses y 18 días (9,666 días en total), desde 1978 hasta 2005.

A Juan Pablo II se le reconoce como uno de los artífices de la caída de los regímenes comunistas totalitarios de la Europa Oriental de la segunda mitad del siglo XX. Ejerció, en ese sentido, un liderazgo decisivo en la consecución de la paz mundial y la liberación de los pueblos de las ideologías. También fue un crítico de los excesos del sistema capitalista y un defensor de la clase trabajadora.

Lamentablemente, el Papa Juan Pablo II fue víctima de la violencia: sufrió un atentado contra su vida el 13 de mayo de 1981 (día de la Virgen de Fátima), del que salió muy mal herido aunque logró sobrevivir providencialmente. Dio un gran ejemplo al mundo cuando, ya recuperado, visitó en la cárcel al hombre que le disparó, el ciudadano turco Mehmet Ali Ağca, concediéndole el perdón.

San Juan Pablo II siempre estuvo preocupado por los jóvenes. Fue él quien impulsó las “Jornadas Mundiales de la Juventud'', con las que congregó a millones de ellos, provenientes de todas partes del mundo. También fue el inspirador y promotor de los “Encuentros Mundiales de las Familias''.

El Papa peregrino partió a la Casa del Padre el 2 de abril de 2005, a los 84 años de edad. Fue beatificado por el Papa Benedicto XVI en 2011 y canonizado en abril de 2014 por el Papa Francisco.

En la homilía de la ceremonia de canonización, Francisco dijo: “San Juan Pablo II fue el Papa de la familia. Él mismo, una vez, dijo que así le habría gustado ser recordado, como el Papa de la familia”. Hoy, quienes le tienen devoción, lo recuerdan así.


Recemos la oración por la vida de San Juan Pablo II e invoquemos su intercesión con otras por el mundo entero y pide una gracia:

Oración por la vida

Oh María, aurora del mundo nuevo, Madre de todos los vivientes, a Ti confiamos la causa de la vida:

Mira Madre el número inmenso de niños a quienes se impide nacer,

de pobres a quienes se hace difícil vivir,

de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,

de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.

Haz que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.

Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,

la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia

y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia,

para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,

la civilización de la verdad y del amor,

para alabanza y gloria de Dios Creador

y amante de la vida. Amén. 

San Juan Pablo II

Oración por la familia


Oración para interceder por el mundo 

¡Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!

Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús.

Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra.

Bendice las familias, ¡bendice cada familia!

Tú advertiste el asalto de satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las familias y cada vida que brota en la familia.

Ruega por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.

Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.

Cardenal Angelo Comastri 

Vicario General de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano

Oración para pedir una gracia

Oh Santísima Trinidad, te agradecemos haber honrado a la Iglesia con San Juan Pablo II y por permitir que la ternura de tu paternal cuidado, la gloria de la Cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor brillaran a través de él.

Confiando plenamente en tu infinita misericordia y en la intercesión maternal de María, él nos ha dado una imagen viva de Jesús, el Buen Pastor. Él nos ha mostrado que la santidad es la medida necesaria de la vida cristiana ordinaria y es el camino para alcanzar la comunión eterna contigo.

Concédenos, por su intercesión, y conforme a tu voluntad, las gracias que imploramos, por Cristo nuestro Señor. Amén.