* «Tienen dos propósitos: amarse y generar vida. El amor entre un hombre y una mujer, cuando es apasionado, te lleva a dar la vida para siempre. Siempre. Y a darla con cuerpo y alma. Jesús dice: Por esto el hombre, y también la mujer, dejarán padre y madre, y se unirán y serán … ¿una sola persona? …, ¿una sola identidad? …, ¿un solo anillo de matrimonio? … Una sola carne: esta es la grandeza de la sexualidad. Y así se debe hablar de la sexualidad. Y así se debe vivir la sexualidad, en esta dimensión: del amor entre el hombre y la mujer para toda la vida. Es cierto que nuestras debilidades, nuestras caídas espirituales, nos llevan a usar la sexualidad fuera de este hermoso camino, del amor entre hombre y mujer. Pero son caídas, como todos los pecados. La mentira, la ira, la gula… Son pecados: pecados capitales. Pero esta no es la sexualidad del amor: es una sexualidad “cosificada”, separada del amor y utilizada para la diversión. Es interesante ver cómo la sexualidad es el punto más bello de la creación, en el sentido de que el hombre y la mujer son creados a imagen y semejanza de Dios, y la sexualidad es las más atacada por la mundanidad, por el espíritu del mal»
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Ocurrencias durante la misa III
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Hoy se me ha ocurrido durante la misa una cosa que os participo. Cuando he
besado el mantel del altar, un mantel blanquísimo sobre una bella ara de
mármol...
Hace 1 día