Camino Católico.- A menudo, cuando tratamos de discernir la voluntad de Dios, suplicamos: “Dios, ¿puedes darme una señal?”.
¿Pero está bien hacer eso? ¿Contestará Dios nuestras oraciones con una señal?
* «Mi responsabilidad como cristiano: compartir lo que es Dios. Quiero que Su nombre sea grande, no que mi nombre sea grande. Las cosas más importantes en mi vida son Dios y mi familia. Conocí a mi esposa cuando tenía alrededor de cinco años, porque nuestras familias son amigas, entonces casi crecimos juntos. Es una historia especial: realmente la vemos como un don de Dios»
Evangelio: San Marcos 10, 17-27:
* «Llame a lo que llame, todas las vocaciones son una entrega al Señor y todos los caminos que se pueden elegir en la vida vistos con fe, terminan siendo caminos hacia el Señor y esto es lo único esencial en la vida. Es lo mayor que tenemos»
* «El fruto es la acción pero también las palabras. Incluso de las palabras se conoce la calidad del árbol, porque el que es bueno saca de su corazón y de su boca lo que es bueno y el que es malo saca lo malo haciendo el ejercicio más dañino entre nosotros qué es la murmuración, el chismorreo, hablar mal de los demás, esto destruye, destruye la familia, destruye la escuela, destruye el puesto de trabajo. Por la lengua comienzan las guerras. Pensemos un poco nosotros en esta enseñanza de Jesús y hagámonos la pregunta: ¿Yo hablo mal de los demás?. ¿Yo busco siempre de ensuciar a los demás?. ¿Para mí es más fácil ver los defectos de los demás que los míos propios?»
Leer más...* «Es más fácil o más cómodo ver y condenar las faltas y pecados de los demás, sin poder ver los propios con la misma lucidez. Siempre escondemos nuestros defectos, incluso los escondemos a nosotros mismos; sin embargo, es fácil ver los defectos de los demás. La tentación es ser indulgente con uno mismo, mano larga con uno mismo y duros y condenar a los demás. Es siempre útil ayudar al prójimo con consejos sabios, pero mientras observamos y corregimos las faltas de nuestro prójimo, también debemos ser conscientes de que nosotros tenemos faltas. Si yo creo que no las tengo, no puedo condenar o corregir a los demás. Todos tenemos defectos: todos. Y debemos ser conscientes, y antes de condenar a otros debemos mirar dentro de nosotros mismos. Así, podemos actuar de manera creíble, con humildad, dando testimonio de la caridad»
Evangelio: San Lucas 6, 39-45:
Evangelio: San Marcos 10, 13-16:
Evangelio: San Marcos 10, 1-12: