* «Mi abuela siempre ha sido muy creyente. De niña me hablaba amorosamente sobre Jesús y la Virgen María, y me he sentido muy cerca de ellos. Es una sensación difícil de explicar, pero esa certeza nunca me ha abandonado… Estoy convencida de que si no hubiera tenido la fe para apoyarme en ella, nunca habría superado la enfermedad… En ese momento me aferré a todo eso y hoy estoy aquí, perfectamente curada… María está siempre conmigo, siento que me protege y sigue mis pasos. Durante todo el tiempo que duró la enfermedad, Ella ha estado cerca de mí y continúa haciéndolo, estoy convencida de ello»
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