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miércoles, 9 de enero de 2008

Terapia y curación de la homosexualidad en la experiencia de un psicólogo / Autor: Van Den Aardweg, Gerard J. M.

El psicólogo holandés Gerard van den Aardweg es uno de los especialistas en el tratamiento de los homosexuales más importantes del mundo

VAN DEN AARDWEG, GERARD J. M., Homosexualidad y esperanza. Terapia y curación en la experiencia de un psicólogo, EUNSA, Pamplona, 2004 (tercera edición).


El psicólogo holandés Gerard van den Aardweg es uno de los especialistas en el tratamiento de los homosexuales más importantes del mundo. Doctor en psicología por la Universidad de Amsterdam y catedrático de psicología en el Instituto para el Matrimonio y la Familia “Medo”, sus numerosas publicaciones han sido traducidas a varios idiomas. El presente es tal vez su libro más importante.

Andando contra la corriente, Aardweg considera que la homosexualidad es un desorden. Y no de orden biológico, sino psíquico. Las bases teóricas de su concepción de la neurosis están en la visión de Alfred Adler, según el cual la homosexualidad es consecuencia de un sentimiento de inferioridad respecto de la propia identidad sexual; y en la teoría del psiquiatra holandés Johan L. Arndt, discípulo de W. Stekel, que considera que el homosexual está dominado “por una estructura interna que se comporta autónomamente como el ego infantil, un niño que se entrega a la autocompasión” (p. 65).

Para Aardweg, y contra la opinión que considera la homosexualidad como una “opción” normal, la homosexualidad es una variedad de trastorno neurótico. Como todo neurótico, el homosexual tiene una parte de su personalidad que se ha quedado anclada en la infancia, y que se comporta como un niño egocéntrico y quejumbroso. El origen del problema estaría en profundos sentimientos de inferioridad sexual experimentados especialmente durante la adolescencia, por comparación con otros jóvenes de la misma edad, y sería disparada finalmente por alguna situación particular.

En el caso de la homosexualidad masculina, una excesiva presencia de la figura materna y un padre humanamente ausente o lejano sería uno de los factores predisponentes; en el de la femenina, una madre que no acepta su propio rol como mujer, o que relega a la hija en cuestión por otras a las que consiente y considera más femeninas, y un padre que trata a su hija como el hijo que hubiera querido tener, o situaciones semejantes.

A pesar de la alegría que se pretende atribuir a la vida homosexual (comenzando por el nombre de “gay”, alegre), ésta es profundamente frustrante. Los homosexuales buscan parejas a las que idealizan, pero con las que no pueden establecer relaciones estables. A pesar de que las mujeres consiguen la estabilidad de pareja en mayor medida que los hombres, en general duran sólo unos pocos años. La vida del homosexual se transforma así en una especie de caza de la pareja, de la que se espera obtener una satisfacción inmediata, para después desaparecer en el olvido.

Aardweg, como otros autores (Adler, Allers), señala que, de todos modos, y aunque en la personalidad del homosexual se pueden encontrar aspectos maduros, desde los que es posible la recuperación, el trastorno sexual no es el único que tienen.

El autor presenta además el camino a seguir en la psicoterapia de estas personas, que se centra especialmente en la superación de la autocompasión y del complejo de inferioridad. Señala además que en algunos casos, menos frecuentes, se da el cambio aún sin una psicoterapia sistemática, como en algunas conversiones religiosas. Al final del libro pone algunos ejemplos de casos clínicos.

En síntesis, es una obra muy recomendable para quien quiera acercarse a esta problemática desde una perspectiva realista, pero esperanzada en las posibilidades de cambio de las personas con tendencias y comportamientos homosexuales. Y es un raro caso de un libro de psicología a la vez práctico, sensato, penetrado de buenos criterios morales y religiosos, y basado en una teoría convincente y en una muy amplia experiencia clínica.

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Fuente: Catholic.net

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