
“Yo Ansophine Anny fui una niña víctima de varias violaciones durante mi niñez y durante los primeros años de mi adolescencia. De una de tales violaciones, cuando contaba solo 15 años, quedé embarazada. Mis padres y las leyes del estado de California me obligaron a abortar cuando mi hijo se movía ya dentro de mi vientre. La gestación había alcanzado seis meses y medio. Mi hijo pateaba, se movía, existía. Mi adolescencia después de aquel brutal acto que yo no deseaba cometer, fue atroz. Después de terribles años cargados de pesares, pesadillas y mucha violencia, logré perdonarme a mí misma, a la sociedad y hasta a aquel desconocido violador. Si Dios me concediera un solo deseo para borrar algo de mi pasado, sin duda eliminaría aquel aborto que cometí, acto abominable por el que me condené a una tristeza infinita y a un dolor indescriptible. Hoy sé que es el peor hecho que he cometido en mi vida y creanme si les digo que he sido una terrible pecadora. Yo fui la víctima de una violación, sí. Pero mi hijo fue víctima de algo mucho peor que eso, de un asesinato perpetrado por mí, su propia madre. Les aseguro que existen devastadoras consecuencias para la mujer que ha cometido un aborto en su vida, tanto psicológicas, emocionales, físicas y espirituales”.
--------------------------------------------------------
Fuente: Fundación Vida
No hay comentarios:
Publicar un comentario