
Si no nos sonreímos a nosotros mismos, si no amamos y hacemos bailar nuestra vida, les damos muerte a nuestros hijos: la tristeza es muerte dentro del corazón de los jóvenes. Cuántas “caras tristes” se ven hoy en las
familias, que les hacen un gran mal a los niños. ¡No les hagamos pagar a ellos nuestras cargas! Ellos buscan en el rostro de quien lo acompaña la confirmación de la belleza, de la alegría de la vida. Darles una sonrisa es decirles: “¡La vida es un don, vale la pena existir!”
“Amor”es la palabra que llena el universo: cada criatura lleva adentro este deseo, este anhelo, de amar y ser amada. Jesús le dice a toda la humanidad: “Ámense, ámense como yo los he amado,” y si Jesús lo ha dicho, si este ha sido el mandamiento que nos ha dejado, significa que que lo podemos hacer porquefuimos creados para el amor. Quien no desarrolla la entrega, se empobrece,siempre pedirá limosna, un poco de compasión, de conmiseración, de falsapiedad a su alrededor. Sin embargo, Dios ha puesto la plenitud del amor verdadero dentro de nosotros. Comencemos a amar con el acto de la voluntad quees una sonrisa. No siempre surge espontáneamente, no es siempre fácil, perouna sonrisa te enciende una luz en el corazón. Lo decidimos nosotros, porque
Dios no sólo nos ha dado los sentimientos, los afectos, sino también la voluntad,
la determinación. Parece solo un esfuerzo exterior, pero luego te enciende el
corazón, lo inflama, lo hace vibrar, comienza la fiesta dentro de tu vida.

Todo esto genera rencor, venganza, destruye la misma vida. Por otro lado ha sido demostrado que la alegría, el baile, el perdón, la misericordia, la generosidad, el altruismo, todo lo que es bien, paz, belleza auténtica, da salud al cuerpo y paz al espíritu. ¡La sonrisa es la verdadera juventud de la vida! En estos meses he encontrado muchos jóvenes con el deseo de esperanza en los ojos, las ganas de una vida nueva, la dedicación seria para construir un futuro distinto. He sentido vibrar el corazón en la certeza de que los jóvenes son la sonrisa de Dios. Aunque los años pasan, cada vez que sonrío también yo me siento joven.
¡Una sonrisa enciende la vida y hace concreto el amor!
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Fuente: Revista Resurrección de la Comunidad Cenáculo
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