* “Rezar es como estar con tu novio; me encanta”. ¿Y la misa? “La necesito; es como si un día no comes, estás anémico, irascible, falto de fuerzas; a mí me pasa lo mismo con la misa”
* ¿Y la castidad? “Es fácil”. ¿Y renunciar al sexo? “Yo no lo veo como un problema. ¡Es que le entrego mi virginidad a Dios!”. ¿Y nostalgia de fundar una familia? “Es que me veo más feliz de monja que de casada; quiero casarme con Dios, no me cabe otra posibilidad”
24 de agosto de 2010.- Alicia Losada -en la imagen de la derecha-, tiene 19 años, estudia Enfermería, tiene un montón de amigos y se mete monja. ¿Cómo se explica eso al mundo? Fácil: está enamorada de Dios, ha conocido un “cachito de Cielo” y no quiere perderlo. ¿Tan joven? “¿Qué harías tú si con 19 años te enamoras, esperas a acabar la carrera?”, me responde. Es mi sobrina y no debería escribir este reportaje. Pero después de lo de Iker y Carbonero, creo que estaré disculpado. La historia es bonita, pero no fácil. Un streaptease espiritual en el que no se siente cómoda. Si lo hace, es por dar testimonio de las grandezas que Dios es capaz de hacer con los que se dejan. Leer más...
martes, 24 de agosto de 2010
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