* Su vivienda, sin agua ni calefacción, está alejada del 'mundanal ruido' y con 81 años tiene la certeza al explicar su forma de vida que “soy humana, pero creo que la mayoría de los hombres viven de forma irracional y no son responsables ni con el medio que les rodea ni con su propia condición de personas”
* Mientras el mundo se enfrasca en la fiebre de las compras y las tarjetas de crédito estas navidades, Juliana prevé orar por todos, ya que insiste en que los hombres son muy egoístas. “La Navidad la celebraré como todos los días. Recuerda que Dios te quiere y yo también”
30 de diciembre de 2010.- Dicen en Sotillo del Rincón (Soria, España) que sus ojos azules asustan a los niños, sin embargo, son capaces de trasmitir emociones como el amor, la paz, la solidaridad, la compasión, el perdón, sentimientos inherentes a la fiesta de Navidad que han quedado relegados por el consumismo desmesurado de estas fiestas.
Nada teme y nada espera Juliana Vermeire, monja cisterciense belga que vive en mitad de un prado, a los pies de la Sierra Cebollera, en una casa prefabricada de madera sin calefacción y sin agua. Se levanta a las 2.00 de la mañana y se acuesta sobre las 8 de la tarde, aprovechando la mayoría de las horas para rezar, principalmente, leer y escuchar a Bach. No come más que lo que su pequeña huerta le proporciona y a sus 81 años de edad afirma no querer ser famosa por su forma de vida. “Las cosas buenas no necesitan promoción, no me hagáis fotos”, sentencia en un perfecto castellano. Leer más...
jueves, 30 de diciembre de 2010
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