22 de diciembre de 2010.- El adviento es conocido por todos como ese tiempo que precede a la Navidad, siempre lo hemos considerado como un tiempo de espera y por eso mismo de preparación para el nacimiento de Niño Dios.
Sin embargo como cualquier regalo que pretendemos abrir y estrenar rápidamente es en lo que estamos convirtiendo este tiempo, que cada año que pasa se pretende anular, y pasar directamente a una pseudo-navidad donde se dan primacía a las compras. Todo esto nos lleva cada vez más a un ritmo de prisas, y de huir del tiempo presente. Y bien nos lo decía el personaje del Principito en la obra de Antoine Exupery: “Corremos tanto, que es fácil no ver, no escuchar, no dialogar, no acariciar, no sentir, no pensar…y en consecuencia, no ama .El amor necesita un ritmo, una cadencia que no sabe de prisas.” Leer más...
Sin embargo como cualquier regalo que pretendemos abrir y estrenar rápidamente es en lo que estamos convirtiendo este tiempo, que cada año que pasa se pretende anular, y pasar directamente a una pseudo-navidad donde se dan primacía a las compras. Todo esto nos lleva cada vez más a un ritmo de prisas, y de huir del tiempo presente. Y bien nos lo decía el personaje del Principito en la obra de Antoine Exupery: “Corremos tanto, que es fácil no ver, no escuchar, no dialogar, no acariciar, no sentir, no pensar…y en consecuencia, no ama .El amor necesita un ritmo, una cadencia que no sabe de prisas.” Leer más...
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