4 de noviembre de 2011.- Nos acercamos hoy a un texto que, todo él, tanto en su finalidad como en sus detalles, es una lección de vida que nos da Jesús. Lo hace a propósito de una boda, para que todo lo que le escuchemos lo situemos en un clima de fiesta. Se trata de una boda con una hermosa ritualidad: la esposa espera la llegada del novio acompañada de diez vírgenes que, según la costumbre, con sus lámparas encendidas formarán un cortejo que acompañará a la esposa al banquete de bodas cuando llegue el esposo, que, por cierto, se ha retrasado. El esposo se ha hecho esperar tanto que las vírgenes acompañantes se han dormido. Hasta ahí parece que todo iba normal. Lo que no fue tan normal es que cinco de las doncellas no previeran tanto retraso y que se quedaran sin aceite en sus lámparas y, por tanto, sin luz. Por eso, al llegar el esposo, se vieron obligadas a tener que ir a buscar aceite, lo que les impidió llegar a tiempo para entrar en el banquete de bodas. | |
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viernes, 4 de noviembre de 2011
XXXII Domingo del Tiempo ordinario: Toda vida tiene un destino feliz / Por Amadeo Rodríguez Magro, obispo de Plasencia
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