* «Vi a Jesús, estaba meditando y Jesús vino a mí… Empecé a leer sobre Jesús. Él fue quien irrumpió en esa oscuridad. Empecé a leer autores cristianos no denominacionales. Vi que lo que yo deseaba era una relación personal, y de eso hablaban estos autores: de una relación personal con Jesús. El catolicismo aún no estaba ni en mi radar… Decidí empezar a rezar a Jesús. Era todo muy emocionante y emocional. Empecé a cuestionar muchas cosas: creo que era el Espíritu Santo que nos iba moviendo… Sentí que Dios es tan misericordioso que yo podía volver a su casa y que me decía: “te quiero, tengo misericordia por ti, te quiero de vuelta»
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario