“Tomé la decisión de tener a mi hijo Gabriel porque yo deseaba que estuviera bien. Y más aún porque él siempre ha sido inocente y no es responsable de mis acciones, de mi comportamiento inmaduro, ni de los actos de su padre biológico. Gracias a Dios y a la Virgen de Guadalupe, Gabriel nació muy bien. Ha sido un pilar de mi vida junto con mi madre, lo amo y este amor es también mi fortaleza. Todo lo recibido supera con creces lo que yo le haya dado o haya tenido que hacer por mi hijo. En cada instante agradezco infinitamente a Dios el haber dicho sí a la vida. Ser madre es la bendición más maravillosa. Dejé que el amor triunfara y ese amor me sanó”
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