* «Viví el año nuevo más hermoso de mi vida y respiré una paz que no había sentido desde que era niña. Percibí claramente que confiar en alguien que realmente te ama te brinda una auténtica y profunda serenidad. Durante la misa de Año Nuevo en el momento de la consagración sentí un fuerte calor. Me puse a llorar pero no fui a tomar la Comunión porque en ese momento me di cuente de que hasta ese momento nunca había sido realmente creyente… Pensé que lo tenía todo, incluso me acababa de comprar un maravilloso apartamento en el centro de Londres, pero de repente me di cuenta de que no tenía nada»
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