* «Con mi esposa subimos las manos a la cruz, con un desconsuelo profundo y le dijimos con las manos al cielo: “Señor, tú nos lo diste y tú nos lo quitas si lo necesitas Señor, si necesitas llevártelo ya nos diste la posibilidad de conocerlo, ya tuvimos la oportunidad de tenerlo en nuestras manos” y luego rezamos el rosario: “Madrecita linda yo quiero que la incubadora se convierta en tu vientre, está puesto en las manos de Dios”. Nosotros teníamos todo puesto en las manos de Dios cuando el médico dijo a la enfermera “escriban ahí clínicamente normal”. Todo esto está documentado, tenemos científicamente cómo comprobar que Dios metió su mano»
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