* «Recé así: “Dios, si estoy cometiendo pecado, por favor, perdóname. Tal como lo entiendo, lo harías sin duda si estoy entre los elegidos, en cualquier caso. María: no estoy segura de si puedes escucharme. Creo que los protestantes te tienen muy infravalorada. Por favor, ayúdame si puedes. Si el calvinismo es verdad, no dejes que tenga miedo. Si el catolicismo es verdad, que Barrett no se asuste»… Es difícil describir el anhelo con el que llegué a la misa de la Vigilia Pascual de 2010 y el gozo puro de recibir su vida en mi cuerpo y mi alma. Dios me había amado, salvado y atraído, eternamente y siempre. Ahora respondía yo como Él quería, con todo mi ser: acercándome físicamente a los sacramentos que Él preparaba para nosotros, presentándome como un regalo para Él en Su altar, abriendo mi boca para recibir su Carne, el pan del cielo, abriendo mi corazón a todas las formas en que Él quiera que mis manos y pies seas suyos en la tierra. La Iglesia Católica me enseñó que a Cristo le importa lo que hago con mi cuerpo, que Él lo encuentra hermoso, que Él tomo su carne del seno de María, Él lo lava en el bautismo, Él se une en la santa comunión. El Señor abrió el gran misterio de su amor para todo mi yo, cuerpo y alma, en la Iglesia Católica. Rezo para que podáis encontrarlo también vosotros»
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sábado, 12 de octubre de 2019
Beth Turner era calvinista, esposa de un seminarista, rezó «Virgen María, si puedes escucharme, ayúdame»: un teólogo católico le explicó cómo Dios salva y se convirtió
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