* «Tenemos que cultivar en nosotros este amor que desea la salvación de todos los hombres y que hace lo posible para que los que han caído se levanten y los que están fuera de la comunidad se integren en ella por la fe. Sólo desde este amor, que se enciende especialmente en la oración por los pecadores, nuestra corrección fraterna será pura y podrá ser aceptada por los demás… Incluso cuando oramos solos, Jesús nos pide que invoquemos a Dios como «Padre nuestro» y no meramente como “Padre mío”. Dios nos quiere formando un solo cuerpo que tiene a su Hijo por Cabeza, orando juntos, velando unos por otros, trabajando juntos, salvándonos juntos. ‘Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos’»
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