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domingo, 1 de septiembre de 2024

Brenda Lorena García, actriz de escenas peligrosas, es católica en Hollywood: «Dios me curó de muchas heridas, me dio nueva vida y ahora la vivo para Cristo»


Foto: Cortesía de Lorena Brenda García

* «Yo nomás soy un instrumento, y ésa es mi misión: ayudar a que el mundo venga a reconocer a Dios… Yo oro por todos. Pero rezo especialmente cuando estoy en el set, en el trabajo. No solo pido para que Dios los proteja, sino por su conversión. Trato de ya no hablar tanto, si el Espíritu Santo no me llama a hablar. Más bien prefiero vivir el amor, pues es lo que atrae al mundo»

Camino Católico.-  Brenda Lorena García, hija de padres salvadoreños, nació y creció en Los Ángeles, California. Estudió periodismo, y luego una maestría en psicología y consejería. Hoy es actriz de doblaje y lleva la fe católica a los sets de Hollywood. Brenda reconoce que en Hollywood "hay mucho pecado, muchos masones y satánicos que hacen cosas malas y crueles para recibir más poder y dinero, y para manipular a ciertas personas a fin de influir en la cultura de maneras horribles. Por eso el Señor me ha puesto en donde estoy, como a los demás actores católicos, pues si no hay soldados de Dios en esos lugares, ¿quién va a pelear para Él? Él nos escogió para esta batalla" reflexiona en Aleteia entrevistada por Jesús V. Picón.

Trabajó un tiempo en un noticiario de Telemundo, y de ahí pasó al cine, participando como doble de riesgo; es decir, haciendo las escenas de acción. Estuvo en Rápidos y Furiosos 10, Avatar 2, Transformers 5, Ant-Man y la Avispa, El escuadrón suicida de DC Comics, y muchas otras películas. La más reciente es Aarón y el crayón morado, en la que hace todo el doblaje de acción para un personaje infantil llamado Mel, así como una escena en helicóptero sustituyendo a otro niño. Ha sido doble de acción de numerosos infantes y adolescentes, "porque soy de poca estatura". Por ejemplo, dobló por dos años a Jenna Ortega, actriz del film La Familia Adams. 



Foto: Cortesía de Lorena Brenda García

Profesión sin fama y orar por todos 

Para poder realizar sus riesgosas escenas en cinematografía, Brenda debe ejercitarse a diario: "Corro, hago boxeo, muay-thai, jiu-jitsu brasileño y crossfit. Me mantengo saludable, como bien y tomo vitaminas".


Sin embargo, los aplausos no se los lleva Brenda, sino los actores que ella dobla, pero no le afecta: "Yo no quiero ser famosa. Sin embargo, mucha gente sí conoce quién soy, sobre todo en el mundo católico. Yo oro por todos. Pero rezo especialmente cuando estoy en el set, en el trabajo. No solo pido para que Dios los proteja, sino por su conversión. Trato de ya no hablar tanto, si el Espíritu Santo no me llama a hablar. Más bien prefiero vivir el amor, pues es lo que atrae al mundo".

Brenda busca que miren a Jesús o a María en reflejados en ella. "Yo nomás soy un instrumento, y ésa es mi misión: ayudar a que el mundo venga a reconocer a Dios". Y añade: "La Gracia mueva montañas, y ahora mucha gente en Hollywood se está haciendo católica, se están bautizando. Estrellas como Shia LaBeouf, Mark Wahlberg o Rusell Brand se están haciendo católicos; ellos ya conocen lo que es tener mucho dinero y mucha fama, y ya vieron que eso no es la respuesta de la felicidad, sino Dios". 


Foto: Cortesía de Lorena Brenda García

Prueba purificadora 

Brenda siempre ha sido católica: "He amado a Dios desde los tres años. Pero en el pasado, no lo conocía como lo conozco ahora (...) Tuve que pasar por mucho sufrimiento para vivir una re-conversión. Romanos 8, 28 fue realidad en mi vida, porque todo me sirvió para bien. Dios me curó de muchas heridas, y me dio nueva vida, y ahora la vivo para Cristo".

Por ejemplo, cuenta el momento en el que Dios la rescató de una depresión profunda enviándole diversas gracias.

"Estuve a punto de casarme con un muchacho con el que anduve por 7 años. Teníamos casa y todo juntos; yo ya tenía mi vestido de boda, pero en ese tiempo él tuvo un bebé con otra mujer".

El engaño la llevó a depresión por casi dos años, y perdió peso radicalmente: "Ya no quería vivir". Pero Dios la rescató enviándole diversas Gracias: ayuda en la línea telefónica de prevención del suicidio, amigos que le dieron un lugar dónde quedarse para no estar sola, entre muchas otras cosas.

"En esos dos años el Señor me fue cambiando; me abrió los ojos para ver el pecado, pero también lo bueno que cada uno posee; me purificó. Ahora voy a Misa todos los días en la mañana, y rezo la Coronilla de la Divina Misericordia a las tres de la tarde, porque yo quiero vivir para Dios". 

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