La tenista Paula Umaña ha superado con su relación con Dios y la Virgen su camino vital de sufrimiento / Foto: Cortesía de Paula Umaña
* «Cuestioné a Dios: "¿Por qué me pasa esto? ¿Cómo me vas a dejar paralizada teniendo cinco niños, incluyendo a un bebé recién nacido? ¡Yo siempre he estado cerca de Ti!. Voy a orar; no porque yo quiera, pues no estoy muy contenta con lo que estás haciendo, sino porque se supone que uno tiene que ir a Ti cuando tiene pruebas. Mi cuerpo empezó a reaccionar poquito a poco, y le doy la mayoría del crédito a la intercesión de la Virgen María, porque cada vez que una función regresó a mi cuerpo, tuvo que ver con peregrinaciones»
Camino Católico.- Paula Umaña Hidalgo nació en San José, Costa Rica, aunque vive en Atlanta, Georgia. Fue la menor de siete hijos en una familia católica practicante. Paula se volvió tenista a partir del día en que su padre llegó a casa con una raqueta de tenis. "Empecé a jugar y rendí muy bien en el deporte, hasta convertirme en campeona nacional de Costa Rica durante nueve años consecutivos", explica a Jesús V. Picón en Aleteia.
Tenía 15 años cuando se fue a vivir a Miami para convertirse en tenista profesional. "Quería ser la número uno del mundo; pero mi mejor ranking fue ser la número doscientos ochenta del mundo en dobles, y en Centroamérica fui la número uno durante casi diez años".
Paula tenía 26 años cuando conoció al que actualmente es su esposo, Sergio Sautre. "Es un quiropráctico francés, y es un hombre católico".
"Después de ser jugadora profesional me convertí en empresaria. Tengo una empresa de 20 años, aquí, en Atlanta, donde ofrezco programas de tenis para niños".
La tenista Paula Umaña con niños a quienes enseña a jugar al tenis / Foto: Cortesía de Paula Umaña
La kriptonita de Paula
Sergio y Paula, en total, procrearon cinco hijos.
"Un día le dije a mi esposo: 'Me gustaría quedar embarazada en marzo para tener un bebé en diciembre y luego volver a trabajar en la cancha de tenis en enero o febrero'.
"Quedé embarazada en marzo de 2014, y tuve un bebé en diciembre; pero en febrero, así como, con la kriptonita, Superman se iba poniendo más débil, me pasó algo similar hasta quedar completamente paralizada".
Confinada en una cama, "lo único que yo podía hacer era hablar. Me tenían que sentar, bañar, dar de comer, pues mi cuerpo no respondía".
Tras algunos meses, los médicos pudieron darle un diagnóstico: polineuropatía crónica inflamatoria desmielinizante, la cual va dañando los nervios periféricos.
Oraciones con fruto
Paula cuestionó a Dios: "¿Por qué me pasa esto? ¿Cómo me vas a dejar paralizada teniendo cinco niños, incluyendo a un bebé recién nacido? ¡Yo siempre he estado cerca de Ti!"
También le dijo: "Voy a orar; no porque yo quiera, pues no estoy muy contenta con lo que estás haciendo, sino porque se supone que uno tiene que ir a Ti cuando tiene pruebas".
Gracias a la Virgen
"Mi cuerpo empezó a reaccionar poquito a poco, y le doy la mayoría del crédito a la intercesión de la Virgen María, porque cada vez que una función regresó a mi cuerpo, tuvo que ver con peregrinaciones".
Explica: "El 2 de agosto de 2016 muchísimas personas fueron por mí, en Costa Rica, a una peregrinación, y entonces logré sentarme por primera vez. La primera vez que me pude poner de pie fue el 11 de febrero de 2017, día de la Virgen de Lourdes".
Paula aceptó la condición de ser una mujer en silla de ruedas, pues solo podía caminar un pocos pasos y la ayuda de unas férulas o una andadera.
Paula Umaña con su familia / Foto: Cortesía de Paula Umaña
"El 15 de julio de 2018 mi hija, que fue de misión a España, visitó Lourdes, Francia. Estaba rezando ese día por mí en el Santuario de la Virgen y yo estaba en Atlanta en auto, con mi esposo y mis otros hijos, porque íbamos al supermercado. Yo no me quería bajar, pero mi esposo insistió en que diera algunos pasos con la andadera. Lo hice y, estando adentro del supermercado, una mujer que yo no conocía me vio y me dijo: 'Perdona que te hable, pero yo no caminé por doce años, y ahora utilizo esto', y me mostró lo que tenía en sus piernas".
"Es un invento de un muchacho que hacía piernas para los veteranos de la guerra. Y ése fue el inicio para que, en septiembre de 2018, yo regresara a casa caminando con estos dispositivos que uso hasta el día de hoy. Con ellos puedo caminar y ser una persona muy independiente".
"El sufrimiento no tiene ningún valor si no lo usamos de manera sabia y con el Señor"
Paula esta muy agradecida con Dios, que la ha convertido en una conferencista católica. Además, publicó el libro Cuarenta regalos de esperanza. Son cuarenta historias; "catorce son mías, y el resto son de personas alrededor del mundo, con diferentes historias de sufrimiento por enfermedad, depresión, accidentes..., y nos cuentan qué hicieron y cómo manejaron su fe".
"El sufrimiento no tiene ningún valor si no lo usamos de manera sabia y con el Señor; en cambio, un sufrimiento bien manejado es un tesoro enorme, es una gran bendición", concluye.
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