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VERITAS) Ha dejado su trabajo en una empresa de organización de eventos, entre ellos la boda de los príncipes Felipe y Letizia, para pasar un año en Burundi, donde está participando en diversos proyectos. A sus 25 años, Joaquín Zuazo, ha pasado de proyectar sus ideales marxistas en la atención a enfermos en Madrid a una
“acción social desde la fe, mucho más próxima y afectiva”.Zuazo afirma que en Burundi
“ve que hay mucha gente que cuando sale de la iglesia, deja a Dios ahí; no de una manera tan exagerada como nos pasa en España, pero aquí también pasa; por eso, en parte, nuestra misión como cristianos es conseguir llevar a Cristo a nuestra vida, no sólo dejarlo en la iglesia”.Una primera experiencia de dos meses en el país africano, llevó al joven madrileño a profundizar su relación con Dios.
“No es fácil dejar todo lo que uno deja en su tierra: familia, amigos... pero todo el esfuerzo vale la pena”, afirma en la siguiente entrevista concedida a Veritas. Aunque no se siente
“la persona más preparada y válida para este trabajo, espero que Dios jamás me abandone, que siempre le sienta cerca de mí, aunque el camino sea difícil”.“Lo que más me ha conducido a Dios, ha sido María, desde su Santuario de Schoenstatt –afirma-.
Pero la acción social ha cobrado un sentido mucho más amplio, capaz de superar muchas barreras personales, además de ser una ayuda para mucha gente necesitada de cariño y alegría”.Sobre su presente y su futuro, Zuazo afirma que
“éste es un año de reflexión, también, para intentar ver el camino que Dios me marca; los planes los tiene Él, yo solo espero poder seguirlos”.