* «El demonio es seductor. La seducción siempre trata de entrar, de prometer algo. Si los pecados fueran feos, si no tuvieran algo de bello, nadie pecaría. El diablo te presenta algo hermoso en el pecado y te lleva a pecar. Por ejemplo, los que hacen la guerra, los que destruyen la vida de los demás, los que explotan a la gente en su trabajo. El otro día escuché a una familia contar que su padre, aún joven, tenía que trabajar como obrero por muy poco, pero salía por la mañana temprano, volvía por la tarde y era explotado por una empresa multimillonaria. Esto también es una guerra. Esto también es destrucción, no solo los tanques, esto también es destrucción. El diablo siempre busca nuestra destrucción. ¿Por qué? Porque somos la imagen de Dios»