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jueves, 15 de diciembre de 2022

Mónica, sanada de una depresión profunda en una oración transmitida en línea en directo: «Dios realmente actuó. Recibí mucho amor y sentí que estaba muy cerca de Dios»

 


* «Recuerdo que durante la transmisión dije: Señor Dios, o haces algo o ya no sé qué hacer. Y cuando oraban por la sanación, simplemente me acosté. Escuché, escuché… y en algún momento me quedé dormida. Me desperté a la mañana siguiente. Y… ¡era una persona completamente nueva!. Mis pensamientos depresivos se habían ido, tenía la cabeza clara y liviana, un corazón que ni siquiera tenía las cicatrices del pasado»

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sábado, 1 de diciembre de 2018

Oración de sanación de las heridas de la vida / Por Arturo López

Camino Católico.-   Arturo López Martos, laico casado y padre de dos hijos, miembro de la Comunidad Familia, Evangelio y Vida, pide en esta oración que el Señor sane las heridas de la vida que nos impiden cumplir su voluntad. Puedes interiorizar esta plegaria mientras la visionas y la escuchas dejando que el Padre Celestial, Jesús el Señor y el Espíritu Santo restauren tu corazón lacerado por tantas dificultades, percances y dolores. Arturo López también participa de las reuniones de plegaria del grupo de oración Familia, Evangelio y Vida de la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Vilanova i la Geltrú, Barcelona, España, donde ha sido grabada en directo esta oración.

jueves, 22 de abril de 2010

Oración de liberación y de renuncia a satanás

22 de abril de 2010 - Publicamos una oración de liberación y de renuncia a satanás y a todo mal en vídeo, que cada persona puede interiorizar y hacer sola o en compañía. Antes de comenzar la plegaría debemos ser conscientes en nuestro corazón que Dios es el único que puede vencer al enemigo, puesto que solo El es superior al demonio quien fue creado de acuerdo a sus santos designios. La oración es para ser liberados del mal a partir de la entrega personal al Señor de todo nuestro ser. Por tanto, no se trata de un exorcismo, puesto que para este sería únicamente competente un sacerdote autorizado por la Iglesia Católica según canon 1172 del Código de derecho Canónico. Ver vídeo...

lunes, 14 de septiembre de 2009

Testimonio de sanación del P.Thomas Mathews y de otras personas curadas por el Señor

* El sacerdote agustino de origen hindú ejerce un poderoso ministerio de predicación y de orar por los enfermos en el que muchos quedan totalmente recuperados de sus dolencias
14 de septiembre de 2009.- El padre Thomas Mathews es de origen hindú y desde 1994 ejerce un poderoso ministerio de predicación en el cual ora por los enfermos y muchos son sanados de sus dolencias. Él mismo fue curado en el año 2005 de un dolor persistente en su brazo desde hacia más de 20 años. En un vídeo de 134 minutos podemos ver el testimonio de Thomas Mathews, el de otras personas curadas por el Señor y oraciones de sanación física e interior. Leer más y ver vídeo...

lunes, 25 de agosto de 2008

La familia debe ser una escuela práctica del perdón: No hay amor sin perdón / Autores: Conchi y Arturo

Ese niño que contemplamos es Dios. Jesús nace en una familia humana fruto del amor de una familia divina: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Estamos llamados todos los seres humanos a formar sagradas familias fruto de lo que dice San Juan: "la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio". ¿Hemos tocado con nuestras manos la Palabra de Vida? Tocar es más que ver. Es una relación física e interior. ¿Hemos leído, digerido y convertido en Vida en nuestra familia el Verbo encarnado en el Niño Dios? ...Leer más...

lunes, 4 de agosto de 2008

"Cercado de Jericó" / Oración poderosa para acabar con el poder de las tinieblas en nuestra vida

Experimenta la poderosa presencia de Dios con esta antigua oración, bien tradicional de los grupos de oración del Brasil. Si puedes orala ante el sagrario. Está basada en La Palabra del libro de Josué: "A la señal dada (...) todo el pueblo prorrumpirá en fuertes gritos de guerra. Entonces los muros de la ciudad caerán sobre sí mismos" (Jos 6, 5).

•Lectura de la carta de San Pablo a los Efesios 6, 10 – 20

Ahora, hermanos, fortaleceos en vuestra unión con el Señor y su fuerza poderosa. Protegeos con toda la armadura que habéis recibido de Dios, para que podáis manteneros firmes contra los engaños del diablo. Porque no estamos luchando contra gente de carne y hueso, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo, que tienen mando, autoridad y dominio sobre este mundo lleno de oscuridad. Por eso, tomad toda la armadura que habéis recibido de Dios, para que podáis resistir en el día malo y, después de haberos preparado bien, manteneros firmes.

Así que manteneos firmes, revestidos de la verdad y protegidos por la rectitud. Estad siempre listos para salir a anunciar el mensaje de la paz. Sobre todo, que vuestra fe sea el escudo que os libre de las flechas encendidas del maligno; que la salvación sea el casco que proteja vuestra cabeza, y que la palabra de Dios sea la espada que os da el Espíritu Santo. No dejéis de orar: rogad y pedid a Dios siempre, guiados por el Espíritu. Permaneced alerta, sin desanimaros, y orad por todo el pueblo santo. Orad también por mí, para que Dios me dé las palabras que debo decir, y para que pueda hablar con valor y dar así a conocer el designio secreto de Dios contenido en el evangelio. Dios me ha enviado como embajador de este mensaje por el cual ahora estoy preso. Orad para que yo hable de él sin temor alguno.

• Salmo 90

El que vive bajo la sombra protectora
del Altísimo y Todopoderoso,
dice al Señor: “Tú eres mi refugio,
mi castillo, ¡mi Dios, en quien confío!”

Tan solo él puede librarte
de trampas ocultas y plagas mortales,
pues te cubrirá con sus alas
y bajo ellas estarás seguro.
¡Su fidelidad te protegerá como un escudo!
No tengas miedo a los peligros nocturnos,
ni a las flechas lanzadas de día,
ni a las plagas que llegan con la oscuridad,
ni a las que destruyen a pleno sol;
pues mil caerán muertos a tu izquierda
y diez mil a tu derecha,
pero a ti nada te pasará.
Ciertamente lo habrás de presenciar:
verás a los malvados recibir su merecido.

Ya que has hecho del Señor tu refugio,
del Altísimo tu lugar de protección,
no te sobrevendrá ningún mal
ni la enfermedad llegará a tu casa;
pues él mandará que sus ángeles
te cuiden por dondequiera que vayas.
Te levantarán con sus manos
para que no tropieces con piedra alguna.
Podrás andar entre leones,
entre monstruos y serpientes.

“Yo lo pondré a salvo,
fuera del alcance de todos,
porque él me ama y me conoce.
Cuando me llame, le contestaré;
¡yo mismo estaré con él!
Le libraré de la angustia
y le colmaré de honores;
le haré disfrutar de una larga vida:
¡le haré gozar de mi salvación!”

•Lectura del Evangelio según San Lucas 1, 45 – 56

María dijo:
“Mi alma alaba la grandeza del Señor.
Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador,
porque Dios ha puesto sus ojos en mí, su humilde esclava,
y desde ahora me llamarán dichosa;
porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas.
¡Santo es su nombre!
Dios tiene siempre misericordia
de quienes le honran.
Actuó con todo su poder:
deshizo los planes de los orgullosos,
derribó a los reyes de sus tronos
y puso en alto a los humildes.
Llenó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Ayudó al pueblo de Israel, su siervo,
y no se olvidó de tratarlo con misericordia.
Así lo había prometido a nuestros antepasados,
a Abraham y a sus futuros descendientes.”
María se quedó con Isabel unos tres meses, y después regresó a su casa
.


•Oh, Padre celestial, en nombre de tu Hijo Nuestro Señor Jesucristo, te pido que el poder que le diste a Josué y a sus compañeros en los muros de Jericó, me sea dado a mi y a todos cuantos hagan esta oración. Te lo ruego, Señor!

Jesús, rompe todos los muros de plagas, adquiridas por la boca o por contaminaciones, desde mis (nuestros) antepasados y hasta nuestros días.

Jesús, rompe todos los muros de maldiciones venidas de mis antepasados hasta el día de hoy.

Jesús, rompe todos los muros de egoísmo, de celos, de vicios, sean ellos del origen que sean.

Jesús, rompe los muros de las peleas, contiendas, disoluciones de casamientos, de familias, de grupos parroquiales, de ministerios y de todo tipo de desunión.

Jesús, rompe los muros de las dificultades financieras, falta de empleo, problemas en el trabajo, falta de dinero y todas las dificultades del tipo que sean.

Jesús, rompe los muros de enfermedades, del tipo que sean, principalmente del cáncer, leucemia, depresión, sida, alcoholismo, drogas, prostitución y homosexualidad.

Jesús, rompe los muros de los malos pensamientos, iluminaciones, astucia de satanás, en mi (nuestra) mente.

Jesús, rompe toda acción de satanás en mi (nuestra) vida espiritual y haz que sea totalmente renovado por tu Sangre derramada en la Cruz.

Jesús, rompe todo ocultismo, en mi (nuestro) pasado y en la actualidad, sea este de magia, sortilegio, dependencia, pacto, entrega a entidades sean estas del origen que sean.

Jesús, rompe todos los muros que impiden la obra de Dios en mi vida.

Señor te entrego (entregamos) mi vida a Ti, para que haya un nuevo Pentecostés en mí y yo creo en tu victoria que es también la mía. Amén.

Salmo 67

Cuando Dios entra en acción,
sus enemigos se dispersan;
los que le odian huyen de su presencia;
desaparecen como el humo en el aire,
se derriten como la cera en el fuego;
¡ante Dios están perdidos los malvados!
Pero los buenos se alegran;
ante Dios se llenan de gozo,
¡saltan de alegría!

Cantad a Dios,
cantad himnos a su nombre;
alabad al que cabalga sobre las nubes.
¡Alegraos en el Señor!
¡Alegraos en su presencia!
Dios, que habita en su santo templo,
es padre de los huérfanos
y defensor de las viudas;
Dios da a los solitarios un hogar donde vivir,
libera a los prisioneros y les da prosperidad;
pero los rebeldes vivirán en tierra estéril.

Oh Dios, cuando saliste al frente de tu pueblo
marchando a través del desierto,
la tierra tembló,
la lluvia cayó del cielo,
el Sinaí tembló delante de Dios,
delante del Dios de Israel.
Oh Dios, tú hiciste llover en abundancia
para renovar las fuerzas de tu tierra seca.
Tu pueblo se estableció allí
y tú, oh Dios, por tu bondad,
le diste al pobre lo necesario.

El Señor dio un mensaje;
muchas mujeres lo anunciaban:
“¡Están huyendo los reyes y sus ejércitos!”
En casa, las mujeres se repartían
lo que se le había quitado al enemigo,
pero vosotros os quedasteis entre los rediles.
¡Alas de paloma cubiertas de plata!
¡Sus plumas, cubiertas de oro fino!
Cuando el Todopoderoso hizo huir a los reyes,
nevaba sobre el monte Salmón.

¡Qué altos son los montes de Basán,
y qué elevadas sus cumbres!
Vosotros, que sois montes tan altos,
¿por qué miráis con envidia
el monte donde Dios quiso residir?
¡El Señor vivirá allí para siempre!

Dios cuenta por millones sus carros de combate;
del Sinaí vino en ellos a su templo.
Oh Dios, subiste a lo alto llevando cautivos;
recibiste tributo entre los hombres,
y hasta los rebeldes se rindieron a ti, Señor.

¡Bendito sea el Señor, nuestro Dios y salvador,
que día tras día lleva nuestras cargas!
Nuestro Dios es un Dios que salva
y que puede librarnos de la muerte.
Dios partirá la cabeza de sus enemigos,
la cabeza de los que siguen pecando.

El Señor ha dicho:
“Te haré volver de Basán;
te haré volver del mar profundo,
para que bañes tus pies
en la sangre de tus enemigos,
y que tus perros la beban.”

Oh Dios, mi Dios y rey,
en tu santuario se ven las procesiones
celebradas en tu honor.
Los cantores van al frente
y los músicos detrás,
y en medio van las jovencitas
tocando panderetas.
¡Bendecid todos a Dios el Señor!
¡Bendígalo todo Israel reunido!
Al frente de ellos va Benjamín, el menor,
con muchos jefes de Judá,
Zabulón y Neftalí.

Dios mío, demuestra tu poder;
¡confirma lo que has hecho por nosotros!
Desde tu alto templo, en Jerusalén,
a donde los reyes te traen regalos,
reprende a Egipto, a esa bestia de los juncos,
a esa manada de toros bravos y becerros
que en su afán de riquezas humillan a los pueblos.
¡Dispersa a la gente que ama la guerra!
De Egipto vendrán embajadores;
Etiopía levantará sus manos a Dios.

¡Cantad a Dios, reinos de la tierra,
cantad himnos al Señor,
al que cabalga sobre los cielos,
sobre los cielos eternos!
Escuchad cómo resuena su voz,
su voz poderosa.
Reconoced el poder de Dios:
su majestad se extiende sobre Israel,
su poder alcanza al cielo azul.
Maravilloso es Dios en su santuario;
el Dios de Israel da poder y fuerza a su pueblo.
¡Bendito sea Dios!

• Sea roto, destruido, arrasado, todo poder de Satanás y sus ángeles rebeldes sobre las personas o peticiones por las que oramos (proclamar con fe cada una de las intenciones).

• Que sea destruido, exterminado, neutralizado, todo poder del príncipe de las tinieblas, que viene persiguiendo, perjudicando, esclavizando, dominando a estas personas (situaciones) deseando su ruina espiritual, material; sembrando odio, orgullo, discordia, envidia, celos y rencor. Sea destruido y quebrado ahora.


Sea destruido, exterminado, neutralizado, todo espíritu de desunión en los hogares de estas personas, que vienen provocando discordia, odio, rencor, desentendimiento, orgullo, chismes y perjuicios.

Sea también quemado, destruido, derrumbado, todo y cualquier tipo de trabajo, lanzado, escrito, y/o hecho contra estas personas.

Sea también quemado y destruido todo el conocimiento anterior o actual del espiritismo, ocultismo, quimbanda, umbanda, mesa blanca, rosa cruz, mensana, seicho-noi, nueva era, masonería y supersticiones.

Sean también quemados, exterminados destruidos, eliminados todos los dolores, las molestias corporales, mentales, espirituales, las opresiones y persecuciones diabólicas sobre mí (nosotros) y mi (nuestra) familia.

Sea destruido, aniquilado, quemado, neutralizado, todo el poder del príncipe de este mundo que pesa sobre mi (nosotros) y que viene provocando discordia, opresión, tristeza, depresión, angustia, soledad, falsas enfermedades, desunión, miedo, desánimo, envidia, odio, rebeldía, egoísmo, desentendimiento, desánimo, se acaben en este momento y para siempre.

•Lectura del libro Josué, capítulo 6

Nadie podía entrar ni salir de Jericó, pues se habían cerrado las puertas de la ciudad para defenderla de los israelitas. Pero el Señor dijo a Josué: “Yo te he entregado Jericó, con su rey y sus soldados. Vosotros, soldados israelitas, dad una vuelta diaria alrededor de la ciudad durante seis días. siete sacerdotes irán delante del arca del pacto, cada uno con una trompeta de cuerno de carnero, y el séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad mientras los sacerdotes tocan las trompetas. Cuando oigáis que las trompetas dan un toque especial, gritad con todas vuestras fuerzas y la muralla de la ciudad se vendrá abajo. Entonces cada uno deberá avanzar directamente contra la ciudad.”

Josué llamó a los sacerdotes y les dijo: “Llevad el arca del pacto del Señor, y que siete de vosotros vayan delante del arca con trompetas de cuerno de carnero.” Y al pueblo le dijo: “Id y dad la vuelta a la ciudad. Los hombres de combate, que vayan delante del arca del Señor.”

Todos hicieron lo que Josué les había ordenado. Los siete sacerdotes iban delante del arca del pacto del Señor tocando las siete trompetas, y el arca los seguía. Los hombres de combate iban delante de los sacerdotes, que tocaban las trompetas sin cesar, y la retaguardia iba detrás del arca. Pero Josué ordenó al ejercito que marchara en silencio hasta el momento en que él les diera la orden de gritar con todas sus fuerzas.

Josué hizo que el arca del Señor diera una vuelta alrededor de la ciudad. Después volvieron al campamento, y allí pasaron la noche. Al día siguiente, muy temprano, Josué se levantó y los sacerdotes tomaron el arca del Señor. Los siete sacerdotes iban delante del arca del Señor, sin dejar de marchar ni de tocar sus trompetas. Los hombres de combate iban delante de ellos, y los otros iban detrás del arca. Las trompetas no dejaban de sonar. El segundo día dieron otra vuelta a la ciudad y volvieron al campamento. Y durante seis días hicieron lo mismo.

El séptimo día se levantaron de madrugada y marcharon alrededor de la ciudad, como lo habían hecho antes, pero ese día le dieron siete vueltas. Cuando los sacerdotes tocaron las trompetas por séptima vez, Josué ordenó a la gente: “¡Gritad! El Señor os ha entregado la ciudad. La ciudad, con todo lo que hay en ella, será consagrada a completa destrucción, porque el Señor así lo ha ordenado. Solo se les perdonará la vida a Rahab la prostituta y a los que estén refugiados en su casa, porque ella escondió a los espías que enviamos. En cuanto a vosotros, cuidaos de no tomar ni tocar nada de lo que hay en la ciudad y que el Señor ha consagrado a la destrucción, pues de lo contrario pondréis bajo maldición el campamento de Israel y le acarrearéis la desgracia. Pero el oro y la plata, y todas las cosas de bronce y de hierro, serán dedicadas al Señor y se pondrán en su tesoro.”

La gente gritó y las trompetas sonaron. Al oir los israelitas el sonido de las trompetas, comenzaron a gritar a voz en cuello, y la muralla de la ciudad se vino abajo. Entonces avanzaron directamente contra la ciudad y la tomaron. Después mataron a filo de espada a hombres, mujeres, jóvenes y viejos, y aun a los bueyes, las ovejas y los asnos. Todo lo destruyeron por completo.

Josué dijo a los dos espías que habían explorado la tierra: “Id a casa de la prostituta y sacadla de allí con todos los suyos, tal como se lo habíais prometido.” Ellos entraron, y sacaron a Rahab, junto con su padre, su madre, sus hermanos y todos sus parientes, y los llevaron a un lugar seguro fuera del campamento de Israel. Luego los israelitas quemaron la ciudad y todo lo que había en ella. Lo único que sacaron fue la plata, el oro y las cosas de bronce y de hierro, que pusieron en el tesoro del Señor. Pero Josué perdonó la vida a Rahab y a su familia, porque ella escondió a los espías que Josué había enviado a Jericó. Desde entonces, los descendientes de Rahab viven entre los israelitas.

Luego Josué hizo el siguiente juramento: “Maldito sea a los ojos del Señor el que intente reconstruir la ciudad de Jericó. Sean echados los cimientos sobre su hijo mayor, y sobre su hijo menor sean puestas las puertas.”

El Señor ayudó a Josué, y la fama de Josué se extendió por toda la región.

jueves, 15 de mayo de 2008

Líneas guía para la oración de sanación / Autor: Mirko Testa

A cargo del Servicio de la Renovación Carismática Católica Internacional


ROMA,(
ZENIT.org).- La oración de sanación ha sido a lo largo de los siglos un elemento esencial en la vida espiritual de los católicos, ligada inseparablemente a la proclamación del Evangelio.

Los verdaderos pioneros en el ministerio de sanación hay que buscarlos sin embargo en algunos grupos de protestantes que vivieron en Alemania y Suiza, en torno a finales del siglo XIX.

En la Iglesia católica, el Concilio Vaticano II (1962-1965) marca un redescubrimiento de este ministerio, como demuestra la inserción de una enseñanza sobre los carismas en la Constitución sobre la Iglesia, en el nº 12 de la Lumen Gentium.

De modo especial, desde siempre empeñado en profundizar la comprensión y el aprecio del carisma de la sanación en ámbito católico, el Internacional Catholic Charismatic Renewal Services, ICCRS (Servicio de la Renovación Carismática Católica Internacional), un organismo de derecho pontificio reconocido en 1993, tiene la tarea de coordinar y promover el intercambio de experiencias y reflexiones entre las comunidades carismáticas católicas, en cuya espiritualidad participan más de cien millones de fieles esparcidos en 200 países.

Este descubrimiento cobró impulso en 1995, en San Giovanni Rotondo, Italia, cuando fue presentado un encuentro de sanación, en el que participaron 30.000 personas para celebrar el ministerio de sanación, entonces llevado adelante por el difunto padre Emiliano Tardif (en la fotografia) .




Posteriormente en 2001, en Roma, el ICCRS organizó, junto al Consejo Pontificio para los Laicos, un Coloquio para examinar el ministerio de sanación presente en la Renovación Carismática, ya analizado por la Congregación para la Doctrina de la fe en una Instrucción ad hoc.

Tras el encuentro, una Comisión doctrinal del ICCRS, presidida por monseñor Joseph Grech, obispo de Sandhursty, Australia, emitió un documento en inglés sobre este argumento titulado «Guidelines on Prayers for Healing» (Líneas guía sobre las oraciones de sanación), que se detiene sobre los contextos histórico, bíblico y teológico y sobre las diversas cuestiones pastorales.

Estas líneas guía se sitúan en la línea de los documentos de Malinas, realizados a comienzos de los años 70 tras coloquios promovidos en su diócesis por el cardenal Leòn Joseph Suenens, que fue un gran sostenedor de la Renovación Carismática, y fruto del trabajo de una Comisión doctrinal y teológica, que contaba entre sus miembros con el entonces cardenal Joseph Ratzinger.

En el documento se afirma que «la vasta difusión de los carismas de sanación y el desarrollo de varias prácticas y ministerios en los que se ejercitan, han hecho surgir la necesidad de un prudente discernimiento, en modo especial por parte de los pastores de la Iglesia».

Al mismo tiempo, en nuestros días se observa la tendencia a recurrir a la «medicina holística» o a formas de medicina alternativa para poner freno «a la desesperación que conduce a las personas débiles a buscar ayuda de cualquier fuente», y a menudo las fuentes son «tanto paganas como esotéricas, bajo forma de religión popular tradicional o como nuevas religiones con un énfasis en la aspecto terapéutico».

Del mismo modo, se advierte, «la acción de Satanás no se toma en seria consideración por muchos dentro de la Iglesia».

«Uno de los descubrimientos hechos por quienes están implicados en el ministerio de la sanación --puede leerse-- es la profundidad de las heridas interiores que necesitan ser sanadas en aquellas personas que exteriormente aparecen con salud y normales pero que, en el ‘interior', sufren profundamente».

Son diversos los tipos de enfermedad a los que se aplica este ministerio: física (para sanar enfermedades e invalideces); psicológica (para cicatrizar las heridas emotivas); espiritual (para restablecer la relación privilegiada con Dios resquebrajada por el pecado); exorcismo (para echar a los demonios) y liberación (para liberar a una persona de la influencia malvada a través de la oración dirigida a Dios); de la memoria (para la purificación de un pueblo o de una sociedad de los males del pasado); intergeneracional (para allanar los desórdenes heredados de los progenitores); de la tierra (para afrontar la contaminación y los daños causados al medio ambiente).


Sin embargo, se precisa, «es equivocado pensar que la voluntad de Dios sea la de curar todas las enfermedades y males en esta vida. Jesús dijo a los discípulos que no sólo curaran a los enfermos sino que los ‘visitaran' (Mt 25,36). De hecho, hay casos en el Nuevo Testamento en los que los enfermos permanecen tales, al menos por un poco, a pesar del carisma de sanación de los apóstoles».


En este sentido, se afirma, «El desafío está en purificarse de actitudes de pasividad frente al mal, de manera que cuando no se da la sanación, la aceptación positiva del sufrimiento se transforma en una actitud positiva de fe y no en una mera resignación pasiva»; la persona que sufre debería por tanto «ser animada a perseverar en la oración y en la entrega confiada a Dios».

En efecto «el carácter esencialmente gratuito de la sanación» lo hace «algo derivado de la libre iniciativa de Dios, y del contexto eclesial de la curación».

El intento llevado adelante por la Renovación Carismática es el de integrar los carismas en una renovada vida sacramental, en «un encuentro con la potencia sanadora de Cristo en un contexto sacramental... en una renovación de la fe sacramental, en una más profunda conciencia de que el Señor resucitado está presente y actúa en primera persona en los sacramentos para comunicar su gracia vivificante».

Por esta razón, se subraya, «es esencial que cada ministerio público de sanación se inicie con la proclamación de la Palabra y su exposición» para que «aunque el ministerio de sanación se de fuera del contexto litúrgico, el contexto para comprender la obra de sanación del Señor es siempre sacramental».

Ya de se trate de contextos litúrgicos (unción de los enfermos, liturgia de la Palabra, Santa Misa) o no, «los sacramentos, de modo especial la Eucaristía, son los contextos privilegiados en los que Cristo comunica su potencia sanadora y actualiza de modo misterioso en la Iglesia las obras que el mismo realizó durante la vida terrena».

Sin embargo, es necesario asegurarse de que «la Santa Misa y el Santo Sacramento no sean instrumentalizados para el beneficio de las oraciones de sanación sino que sean respetados en su finalidad, que es la de conducir al fiel a una comunión espiritual con Cristo».

Las líneas guía ponen también en guardia sobre un aspecto especial, el hecho de que el ejercicio de los carismas no puede acompañarse con el pecado, sino que debe unirse a la oferta al Señor de un corazón contrito y humillado.

Además, el poder de sanación es donado en un contexto misionero, no con vistas a la exaltación de los individuos, sino para confirmarles en su misión: «Un carisma de sanación no debe nunca ser tratado como una propiedad personal o usado para atraer la atención sobre sí».

Pero sobre todo «es importante que las sanaciones no sean nunca consideradas como aisladas, como eventos individuales, sino más bien como momentos de gracia dentro de un proceso de conversión de amplio alcance que se refiere a las vidas de las personas tocadas de este modo».
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Traducido del italiano por Nieves San Martín