Nos llega otra comunicación de una persona que dice ser muy rica, Armando Fuentes Aguirre, y no aparece en las listas de los más poderosos en bienes del mundo. En este texto también encontramos Palabras de Vida:
Me propongo demandar a la revista "Fortune", pues me hizo víctima de una omisión inexplicable.
Resulta que publicó la lista de los hombres y mujeres más ricos del planeta, y ¿te imaginas? ¡en esa lista no aparecía mi nombre!
Aparecen, sí, Bill Gates (Microsoft), el sultán de Brunei, aparecen también los herederos de Sam Walton (Walmart) y el industrial japonés Takichiro Mori.
Figuran ahí también personalidades como:
La Reina Isabel de Inglaterra, y los mexicanos Carlos Slim y Emilio Azcárraga.
Sin embargo, no me menciona la revista.
Y yo soy un hombre rico, inmensamente rico.
Y si no, vean ustedes:
Tengo vida, que recibí gracias a la generosidad de mis padres, y salud, que conservo no sé cómo.
Tengo una familia: esposa adorable que al entregarme su vida me dio lo mejor de la mía; hijos maravillosos de quienes no he recibido sino felicidad; nietos con los cuales ejerzo una nueva y gozosa paternidad.
Tengo hermanos que son como mis amigos, y amigos que son como mis hermanos.
Tengo gente que me ama con sinceridad a pesar de mis defectos, y a la que yo amo con sinceridad a pesar de mis defectos.
Tengo una casa, y en ella muchos libros (mi esposa diría que tengo muchos libros, y entre ellos una casa).
Poseo un pedacito del mundo en la forma de un huerto que cada año me da manzanas que habrían acortado aún más la presencia de Adán y Eva en el Paraíso.
Tengo un perro que no se va a dormir hasta que llego, y que me recibe como si fuera yo el dueño de los cielos y la tierra.
Soy dueño de la común herencia de los hombres: alegrías para disfrutarlas y penas para hermanarme a los que sufren, al sumarlas a la Cruz reparadora de Cristo.
Y lo más importante, mientras estoy en Gracia, cada vez que comulgo, tengo al Dios Creador de todo el universo, al Dios puro Amor omnipotente, en mi corazón. Lo infinito dentro de lo finito. La locura del Amor de los Amores que es capaz de hacerse pan con tal de estar lo más cerca mío posible. Un pan de valor infinito porque cuesta hasta la última gota de la Sangre de Cristo.
¿Puede haber mayor riqueza que la mía?
¿Por qué, entonces, no me puso la revista "Fortune" en la lista de los hombres más ricos del planeta?".
En el Cielo, quienes negocian cada minuto de vida a cambio de placer, tener o poder, no tendrán absolutamente nada. Vanidad de vanidades.
¿Te has puesto a pensar que, tal vez, quienes figuran en la lista Fortune sean los más dignos de lástima, los más pobretones a los ojos de Dios?
En el Cielo, los últimos serán los primeros y los primeros de esta tierra serán los últimos, si es que llegan al Cielo.
Todos los que integran la lista de los ricos y poderosos, no se llevarán un solo centavo al Cielo o al infierno.
¿Te das cuenta que los Santos han sido los mejores hombres de negocios del mundo? Ellos han hecho rendir su fortuna el 10000% cada "segundo" de eternidad ("el ciento por uno"). Ellos han acumulado un tesoro que nadie les robará, ni siquiera la muerte, los ladrones, los impuestos, los divorcios, la competencia, etc.
¿Te has puesto a pensar que San José, un pobre carpintero, que pasó por hambre, que pasó días en que no sabía de dónde iba a obtener algo que comer, que transpiró toda su vida para ganarse el pan de cada día, tenido por nada, por nadie, al que muchos de sus clientes ni siquiera le pagaban sus trabajos, al que sus propios parientes le negaron alojamiento en Belén, es el más rico en el Reino de los Cielos, después de la Santísima Virgen?
El único "ranking" que debe importarnos es el del Cielo.
¿Sabes que cada segundo de tu vida fue comprado con la Sangre de Cristo?
¿Sabes que cada segundo de tu vida vale más que todo el oro del mundo?
¿Eres tú un buen negociante? ¿o te dejas engañar por el diablo que quiere hacerte creer que haces un buen negocio al cambiar oro por baratijas?
¿Inviertes tu tiempo en vanidades o en hacer la voluntad de Dios cada segundo?
¿Eres consciente de cuánto te empobrece el pecado?
¿Realmente quieres ser rico en el Cielo? Imposible si no quieres ser santo, porque sólo los santos entran al Cielo. Imposible si no odias al pecado, incluso venial, porque cada pecadillo es un latigazo más que debe reparar La Pasión de Cristo. Imposible si no amas a Dios sobre TODAS las cosas.
Escucha el grito del pobre de Asís: "¡El Amor no es amado!"
Eso es lo único que debiera importarnos. San Francisco dejó poder, dinero, amor, todo, por amar mejor al Amor.
Lo demás, se dará por añadidura. Ten confianza en la Divina Providencia, que todo lo sabe, incluso cuántos cabellos tienes en este momento, que da de comer a los pájaros del Cielo y viste a los lirios del campo. Poner los medios naturales como si Dios no existiera, y los sobrenaturales como si no hubiera otro medio.
Para ser rico sólo hace falta hacer la Divina Voluntad en cada momento. Todo trabajo honrado es santificable. Cuenta San Luis María que la Virgen tejiendo ganaba más méritos que San Lorenzo martirizado en la parrilla.
Sin importar cual sea tu lugar en el mundo, puedes ser Santo. Sin importar cuan desafortunado eres, puedes aspirar a lo mejor.
Realmente hay igualdad de oportunidades para ganarse el Cielo. Generalmente ganan quienes son considerados menos afortunados por el mundo: los enfermos, los pobres, los despreciados, los marginados, porque la condición esencial para entrar es la humildad. Difícil ser humilde cuando se tienen títulos, inteligencia, salud, riqueza, poder... hasta puede uno pensar que es por mérito propio en vez de darse cuenta que TODO es un regalo de Dios para que pongamos nuestros talentos al servicio de los demás.
¡Felices los humildes!
Cuánto mejoraría el mundo si en vez de leer sobre ricos y famosos, leyéramos las vidas de las personas más ricas de la historia: los Santos.
Armando Fuentes Aguirre, Mérida 6 de junio de 2007.
Pídele al Señor la gracia de ser rico en su Amor:
SALMO 141 (140)
141 Mis ojos están puestos en ti
Salmo de David.
1 A ti clamo, Señor: ¡Ven pronto!
¡Escucha mi voz cuando te invoco!
2 Sea mi oración como incienso en tu presencia,
y mis manos levantadas, como ofrenda de la tarde
3 Señor, ponle a mi boca un vigilante
que cuide de que yo no abra los labios.
4 Aleja mi pensamiento de la maldad;
no me dejes andar en malas acciones
ni tomar parte en banquetes de malhechores.
5 Es un favor que el hombre honrado me castigue,
un perfume delicado que me reprenda.
Tales cosas no rechazaré;
a pesar de sus golpes, seguiré orando.
6 Los jefes de los malvados serán despeñados
y verán que mis palabras eran agradables.
7 Sus huesos serán esparcidos junto al sepulcro,
como cuando se abren surcos en la tierra.
8 Señor, Señor, mis ojos están puestos en ti.
En ti busco protección: no me abandones.
9 Líbrame de la trampa que me han tendido;
líbrame de la trampa de los malhechores.
10 Que caigan los malvados en su propia red,
mientras yo sigo adelante.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario