Jesucristo siendo el hijo de Dios, diariamente dedicaba tiempo a estar a solas con su Padre. Los evangelios nos cuentan que se retiraba a solas a orar. También leemos en los evangelios la afirmación rotunda de Jesús: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra".
Cristo necesita cada día alimentarse y relacionarse con Dios Padre. Eso enseña Él a hacer a sus discípulos para convertirlos en verdaderos testigos. Sólo si diariamente nos ponemos ante el Señor en silencio seremos vaciados de nosotros mismos y nuestro corazón se irá llenando del Amor de Dios.
Para ser testigos de Cristo en nuestra vida cotidiana o pastoral necesitamos una permanente relación con Dios, donde el pueda hacernos cada día crecer más y más en el verdadero Amor.
Padre Santo, en el nombre de Jesucristo y por el don de tú Espíritu Santo, da la gracia de alimentarnos de Tú Voluntad a todos cuantos la deseemos ardientemente y permanezcamos a tus pies aunque no percibamos ningún signo sensible.
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