Elige tu idioma

Síguenos en el canal de Camino Católico en WhatsApp para no perderte nada pinchando en la imagen:

domingo, 11 de diciembre de 2022

Homilía del Evangelio del Domingo: Es hora de proclamar con valor que Dios es felicidad / Por Cardenal Raniero Cantalamessa, ofmcap.

* «La revelación dice: «Dios es felicidad»; el hombre invierte de nuevo el orden y dice: «¡La felicidad es Dios!». ¿Y qué sucede así? No conocemos en la tierra la felicidad en estado puro, como no conocemos el amor absoluto; conocemos sólo fragmentos de felicidad que se reducen con frecuencia a ebriedades pasajeras de los sentidos. Cuando por eso decimos: «¡La felicidad es Dios!», divinizamos nuestras pequeñas experiencias; llamamos «Dios» a la obra de nuestras manos o de nuestra mente. Hacemos, de la felicidad, un ídolo. Esto explica por qué quien busca a Dios encuentra siempre la alegría, mientras que quien busca la alegría no siempre encuentra a Dios. El hombre se reduce a buscar la felicidad en razón de cantidad: siguiendo placeres y emociones cada vez más intensos, o añadiendo placer a placer. Como el drogadicto que necesita dosis cada vez mayores para lograr el mismo grado de placer. Sólo Dios es feliz y hace felices. Por eso un salmo exhorta: «Ten tu alegría en el Señor, y escuchará lo que pida tu corazón» (Sal 37,4). Con Él también los gozos de la vida presente conservan su dulce sabor y no se transforman en angustias. No sólo los gozos espirituales, sino toda alegría humana honesta: la alegría de ver crecer a los propios hijos, del trabajo felizmente llevado a término, de la amistad, de la salud recuperada, de la creatividad, del arte, del esparcimiento en contacto con la naturaleza. Sólo Dios ha podido arrancar de los labios de un santo el grito: «Basta, Señor, de alegría; ¡mi corazón ya no puede contener más!». En Dios se encuentra todo lo que el hombre acostumbra a asociar a la palabra felicidad e infinitamente más, pues «ni ojo vio, ni oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman» (1 Co 2,9)»

Continuar leyendo  

No hay comentarios:

Publicar un comentario