Leonés de nacimiento, a los veintitrés años, sin saber una palabra de inglés, se fue a los Estados Unidos a estudiar Teología y, apenas fue ordenado sacerdote, buscó en el mapa el lugar más recóndito y difícil en todo el mundo y obtuvo permiso para ir a Alaska, su ilusión más grande: «¡Cómo nos gusta a nosotros decir que la Iglesia es católica, universal, que tiene que estar en todas partes! Los esquimales también son hijos de Dios, y a mí me ha tocado el privilegio de ser su misionero. Aquí está la Iglesia católica, gracias a nosotros los misioneros», escribía en una de sus múltiples cartas. Leer más...
jueves, 17 de enero de 2013
Segundo Llorente, el jesuita y misionero leonés que evangelizó Alaska
«Estuve cuarenta años enseñando a los esquimales... a hacer la señal de la cruz. Y con eso me doy por contento»
17 de enero de 2013.- «Por la mañana salgo de las mantas como oso de la madriguera. Enciendo una vela y me calzo las botas de piel de foca llenas de hierba seca para que los pies estén bien mullidos y no se enfríen más de lo razonable. Enciendo la estufa y, si se heló el agua, derrito el hielo y me lavo. Abro la puerta, doy dos pasos y ya estoy delante del altar...». Así era cada amanecer en la vida de Segundo Llorente, jesuita, sacerdote y misionero, durante los cuarenta años que pasó en Alaska, a uno y otro lado del río Yukón, anunciando el Evangelio. En el vídeo de H.M. Televisión pueden verse los testimonios de algunas personas que le conocieron y quedaron impresionadas por su generosidad, su sentido de humor y su amor por las almas.
Leonés de nacimiento, a los veintitrés años, sin saber una palabra de inglés, se fue a los Estados Unidos a estudiar Teología y, apenas fue ordenado sacerdote, buscó en el mapa el lugar más recóndito y difícil en todo el mundo y obtuvo permiso para ir a Alaska, su ilusión más grande: «¡Cómo nos gusta a nosotros decir que la Iglesia es católica, universal, que tiene que estar en todas partes! Los esquimales también son hijos de Dios, y a mí me ha tocado el privilegio de ser su misionero. Aquí está la Iglesia católica, gracias a nosotros los misioneros», escribía en una de sus múltiples cartas. Leer más...
Leonés de nacimiento, a los veintitrés años, sin saber una palabra de inglés, se fue a los Estados Unidos a estudiar Teología y, apenas fue ordenado sacerdote, buscó en el mapa el lugar más recóndito y difícil en todo el mundo y obtuvo permiso para ir a Alaska, su ilusión más grande: «¡Cómo nos gusta a nosotros decir que la Iglesia es católica, universal, que tiene que estar en todas partes! Los esquimales también son hijos de Dios, y a mí me ha tocado el privilegio de ser su misionero. Aquí está la Iglesia católica, gracias a nosotros los misioneros», escribía en una de sus múltiples cartas. Leer más...
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