“Nací sietemesino, un Viernes Santo y, en expresión de mi madre, hecho un asquito: pulmones encharcados, problemas de circulación sanguínea... El cuadro clínico era tal que el pediatra informó de que no viviría. Mi madre rezó mucho y con mucha fe a Juan XXIII, que hacía cuatro años había fallecido. Y el primer milagro que hizo Juan XXIII fue que las monjas del hospital me bautizaron de emergencia: ¡qué bueno fue Dios, que me incorporó en su Iglesia al poco de nacer!”
viernes, 25 de abril de 2014
Juan Romero, hoy sacerdote en Ecuador, fue sanado milagrosamente, a los 4 días de nacer: «Dios es fantástico y me salvó a través de Juan XXIII»
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