* «Dios me dio la vocación incluso sabiendo que sufro de futbolitis aguda. Eso para mí es una señal elocuente de que Él nos quiere como somos: con nuestras virtudes, defectos y aficiones. El punto está en seguir aprendiendo todos los días a poner esa pasión al servicio de Dios y de las demás personas… Me gusta pensar que, para un cristiano, cada nuevo día es un nuevo Mundial. Así, podemos afrontar cada instante con la ilusión de quien comienza un nuevo partido, pero que afrontamos con la conciencia de que el campeonato está ganado hace siglos: cuando Cristo nos redimió con su Pasión, Muerte y Resurrección. El Evangelio es lo más importante y apasionante del mundo, el modo en que se transmite nunca es indiferente. Por eso, la formación profesional que recibí puede ser una buena ayuda, porque al predicar el Evangelio. Para un periodista, como para un sacerdote, es fundamental la capacidad de escuchar. El periodista no está ahí para contar sus teorías, sino para contar los hechos. El sacerdote no está ahí para contar sus teorías, sino para hablar de Cristo»
Camino Católico.- Luis Miguel Bravo Álvarez nació en Medellín en 1991. Egresado del Gimnasio Los Alcázares (Medellín) y de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Sabana (Bogotá). Actualmente está realizando su tesis de Doctorado en Filosofía en la Universidad de la Santa Cruz (Roma). El pasado 4 de mayo, Luis Miguel recibió la ordenación sacerdotal de manos del cardenal arzobispo de Valencia, Mons. Antonio Cañizares, en la Basílica de San Eugenio en Roma, junto con otros 33 fieles de la Prelatura del Opus Dei.
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