* «Las dos grandes necesidades del ser humano son amar y ser amado. Dios es Amor, y si yo quiero realmente amar a mi esposa de una forma diferente, si yo quiero amar a mis hijos de una forma diferente, pues definitivamente tengo que empezar por aprender a amar a Dios. Porque si no amo a Dios, ¿cómo voy a amar a mis hijos?, porque de ahí proviene todo: Dios es la fuente del amor, Dios es la fuente de la alegría, Dios es la fuente de la paz. Se necesita del amor de Dios para amar, se necesita de Dios para perdonar. Entonces, si no estoy conectado con el Señor, ¿qué tipo de amor estoy dándole a mis hijos o a mi esposa? Solamente Dios te da la gracia no sólo para ser un padre bueno sino para ser un buen padre. Mis amores son ellos, es mi familia. Pero, obviamente, todo viene y todo debe proceder del Señor. Creo que es muy sencillo: si no se ora no es por falta de tiempo sino por falta de amor. la oración debe ser una disciplina, llegar al punto de orar no porque tengo necesidades sino porque tengo necesidad de Dios. Desgraciadamente casi siempre oramos cuando hay una necesidad especial; pero nuestra necesidad máxima es el Señor, es Dios»
* «Estuvimos a punto de perder nuestra casa. Mi esposa y yo nos hicimos más de oración, y comentábamos que, aunque estábamos a punto de perder la casa, nos sentíamos con mucha paz. Es que la paz siempre es un signo de Dios. Decía san Agustín: “Haz todo lo que puedas, pide por lo que no puedes, y Dios te dará para que puedas”. Aún recuerdo el día límite, en que teníamos hasta las 3 de la tarde para depositar ese dinero; pues ese mismo día, pero en la mañana, me llegó el cheque de un seguro, que no lo esperaba, y la cantidad de ese cheque era prácticamente la misma cantidad que yo tenía que pagar por la casa, esta casa. De cualquier forma siempre nos habíamos dicho: aunque perdamos la casa, el Señor tiene un plan para nosotros. Dentro de nuestra capacidad humana es difícil en su momento entender la voluntad de Dios. Dios siempre abre puertas que el hombre cierra. Así que confía en el Señor. Sé que son tiempos difíciles, pero en los momentos difíciles es cuando realmente nos abandonamos en Aquel que no nos abandona: en el Señor»
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