* «Era una comunidad vibrante y sentí un espíritu de alegría que emanaba de ellos. Finalmente, me di cuenta que la gente de esa parroquia me llevó a la persona de Jesús… Cuando me sentí llamado al sacerdocio por primera vez, le pregunté a Dios por qué había desperdiciado tanto tiempo, dinero y esfuerzo para desarrollar una carrera comercial, cuando Dios sabía que estaba destinado al sacerdocio. La sabiduría de Dios es tal que esas experiencias de espíritu emprendedor y liderazgo fueron un prefacio para mi vocación»
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