* «Fue la Gracia la que me dispuso a la Gracia. Dios con su amor estaba allí incluso cuando lo ignoré. El amor de Dios no excluye a nadie y es Él quien viene a nosotros, no porque seamos buenos y lo merezcamos, sino sólo porque Él nos ama y quiere tener una relación con nosotros. Ahora hablo con Dios acerca de todas aquellas personas que he atendido. Estuve en peligro y también puse en peligro a los que vinieron a tratar conmigo. Quién sabe cuánto dolor y cuánto daño pude haber hecho a la gente a nivel espiritual. Le pido a Dios que ayude a las personas que pensé que había ayudado y tal vez las lastimé espiritualmente. Pido perdón»
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