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domingo, 15 de junio de 2008

La Iglesia existe para los cansados y oprimidos / Autor: Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

El padre Raniero Cantalamessa comenta la liturgia dominical
Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, OFM Cap., predicador de la Casa Pontificia, a la liturgia del próximo domingo.

* * *
XI Domingo del tiempo ordinario
Éxodo 19, 2-6a; Romanos 5, 6-11; Mateo 9, 36-10,8
En el Evangelio de este domingo nos encontramos con la presentación oficial del colegio apostólico: "Los nombres de los doce apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro...". Se menciona claramente el primado de Pedro en el colegio de los apóstoles. No dice: "Primero Pedro, segundo Andrés, tercero Santiago...", como si se tratara simplemente de una serie. Se dice que Pedro es el primero en el sentido fuerte de que es cabeza de los demás, su portavoz, quien les representa. Jesús especificará más tarde, en el mismo Evangelio de Mateo, el sentido de ser "primero", cuando dirá "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia...".


Pero no quería detenerme a analizar el primado de Pedro, sino más bien el motivo que lleva a Jesús a escoger a los doce y a enviarles. Se describe así: "Jesús al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor". Jesús vio la muchedumbre y sintió compasión: esto le llevó a escoger a los doce apóstoles y a enviarles a predicar, a curar, a liberar...

Se trata de una indicación preciosa. Quiere decir que la Iglesia no existe para ella misma, para su propia utilidad o salvación; existe para los demás, para el mundo, para la gente, sobre todo para los cansados y oprimidos. El Concilio Vaticano II dedicó un documento entero, la
Gaudium et spes, a mostrar cómo la Iglesia existe "para el mundo". Comienza con las conocidas palabras: "Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón".

"Al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor". Los pastores de hoy, desde el Papa hasta el último párroco de pueblo, se presentan, desde esta perspectiva, como los depositarios y continuadores de la compasión de Cristo. El fallecido cardenal vietnamita F.X. Van Thuan, que había pasado trece años en las prisiones comunistas de su país, en una meditación dirigida al Papa y a la Curia Romana, dijo: "Sueño con una Iglesia que sea una 'puerta santa' siempre abierta, que abrace a todos, llena de compasión, que comprenda las penas y los sufrimientos de la humanidad, una Iglesia que proteja, consuele y guíe a toda nación hacia el Padre que nos ama".

La Iglesia debe continuar, tras su ascensión, la misión del Maestro que decía: "Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso...". Es el rostro más humano de la Iglesia, el que mejor le reconcilia con los espíritus, y que permite perdonar sus muchas deficiencias y miserias. El padre Pío de Pietrelcina llamó al hospital que fundó en San Giovanni Rotondo "Casa de alivio del sufrimiento": un nombre hermosísimo que sin embargo se aplica a toda la Iglesia. Toda la Iglesia debería ser una "casa de alivio del sufrimiento". En parte, hay que reconocer que lo es, a no ser que cerremos los ojos a la inmensa obra de caridad y de asistencia que la Iglesia desempeña entre los más desheredados del mundo.

Aparentemente las muchedumbres que vemos a nuestro alrededor, al menos en los países ricos, no parecen "cansadas y abatidas", como en tiempos de Jesús. Pero no nos engañemos: tras la fachada de opulencia, bajo los techos de nuestras ciudades, hay mucho cansancio, soledad, desesperanza, y a veces incluso desesperación. No parecemos muchedumbres "sin pastor", dado que muchos luchan en todos los países para convertirse en pastores del pueblo, es decir, en jefes y controladores del poder. Ahora bien, ¿cuántos entre ellos están dispuestos a llevar a la práctica el requisito de Jesús: "Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis"?

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[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina]


El Evangelio del domingo 15 de Junio:
"El Reino de los Cielos está cerca" ( Mateo 9, 36-10, 8)
Para ver los videos haz click sobre las imagenes


"Lo que habéis recibido gratís, dadlo gratís" / Video-reflexión: P. Jesús Higueras

domingo, 20 de enero de 2008

Aspectos de la Misión de San Pablo / Autor: Hº Jaime Ruiz Castro CM

San Lucas sitúa el envío de la Comunidad Cristiana en el día de Pentecostés (Hch 1,8), donde hubo una conversión masiva al escuchar el anuncio de un Cristo muerto y Resucitado (Hch 2,29-41; 10, 37-43; 1Co 1,18-25) como centro de la fe Cristiana (1Co 15,17)

Hay unos signos de credibilidad sobre esta predicación, voy a citar unos cuantos: Curación de un paralítico (Hch 3,1-10; 14,8-18); Pablo y Silas salieron de la cárcel por intervención de un ángel (Hch 16,25-40); o el mismo Pablo que resucita a un joven que se murió al caerse de una ventana cuando oía una Eucaristía presidida por Pablo (Hch 20,7-12).

El mandato de proclamar el Evangelio se adapta según las circunstancias de la Misión: En primer lugar tienen que hacer una división de funciones y crear el ministerio de la caridad para que los marginados sean atendidos en sus necesidades materiales (Hch 6,1-7)

Tras la Conversión de Pablo hay un reconocimiento expreso por la autoridad que Pablo tendrá como misión prioritaria la Evangelización de los gentiles –Missiones Ad Gentes- y Pedro la Evangelización de los judíos (Ga 2,8), donde se generará una serie de problemas por motivo de la circuncisión (para Pablo, los gentiles no estaban obligados) y se hace una Asamblea en Jerusalén para buscar una norma de Convivencia (Ga 2,1-7.9 = Hch 15,1-29; 16,4)

La Misión de Pablo es itinerante; pero cuando surge en el territorio, ciudad o pueblo misionado una Comunidad Cristiana, ordena a uno de Obispo para que se encargue de la animación y que ellos perseveren en la FE, como fue el caso de Timoteo (2Tim 1,6), que por el contenido de la Primera Carta vemos que supo trabajar muy bien y sacar vocaciones para sacerdotes, diáconos, ministerio de la Caridad y luchar contra los pseudos-predicadores.

Pablo tuvo bien en cuenta la cultura del destinatario y respectarla para hacer suyo aquellos elementos que se pueden iluminar desde la fe Cristiana para anunciar a Jesucristo (Hch 17), de tal manera que la Fe no sea una cosa impuesta desde afuera, sino que surja desde el interior de esa cultura, es lo que actualmente se llama inculturación.

La misión que se desarrolla en este libro de los Hechos, es el modelo que la Iglesia ha recuperado a la luz del Concilio Vaticano II.

miércoles, 9 de enero de 2008

El derecho a meternos en la vida de los demás / Autora: Lucrecia Rego de Planas

Reporte Médico

Hospital Santa Fe
Montevideo, Uruguay

Fecha: 1 de junio de 2007

Nombre del paciente: Mariana de la Mora
Fecha de nacimiento: 1 de junio de 2007
Peso al nacer: 3.950 kg.
Estado general al nacer: completamente sana. Sus miembros están completos. Sus reacciones fueron normales.

Fecha: 27 de junio de 2007
Se le practica un cateterismo y se descubre que Mariana tiene un defecto en las arterias que salen del corazón, pues una de ellas se encuentra estrangulada… Es necesario operarla para que pueda sobrevivir.

Fecha: 3 de julio de 2007
La pequeña es sometida a la operación y durante la misma sufre un paro respiratorio. Le falta oxígeno unos cuantos minutos y al salir de la operación, la niña, que antes sonreía al ver a su madre, se chupaba el dedo y pataleaba sin cesar, ha quedado ciega e incapaz de mover sus piernas.

Fecha: 15 de agosto de 2007
Resultados del análisis de los ojos: todo está bien: la córnea, el globo ocular, el nervio óptico, no hay defecto ni enfermedad en ninguna de sus partes. Sin embargo, la niña no puede ver. ¿Qué ha sucedido? ¡Los ojos han perdido la conexión con el cerebro!
Resultado del análisis de las piernas: el tono muscular, la formación de los huesos, la irrigación de sangre, todo funciona a la perfección, pero la pequeña no puede moverlas porque… ¡no están conectadas al cerebro!

Fecha: 7 de enero de 2008
Los ojos de Mariana han perdido su brillo, quedando opacos y sin vida, y sus piernas se han ido deformando poco a poco hasta quedar volteadas hacia atrás, totalmente rígidas como si fuera una bailarina de porcelana. Es natural, ya que el cuerpo de Mariana se "ha dado cuenta" de que esos miembros, ojos y piernas, no le sirven y no le servirán jamás y han dejado de recibir irrigación. Son miembros atrofiados y el resto de los órganos del cuerpo han dejado de "gastar energías" para mantenerlos con vida...

Lo mismo que sucedió en el cuerpo de Mariana es lo que sucede en la vida de la Iglesia. Todos formamos un cuerpo cuya cabeza es Cristo. Cuando un miembro pierde la conexión con la Cabeza, por el pecado mortal, se vuelve inútil. Cuando los demás miembros dejan de "prestarle atención" a cualquier órgano, éste corre el peligro de atrofiarse y morir.

Ahí radica la importancia del apostolado: en la Iglesia todos necesitamos trabajar para mantenernos vivos y mantener vivos a los demás. No podemos aislarnos del resto del cuerpo, pues todos necesitamos de todos.

Seguramente has oído alguna vez esta respuesta:
"No te metas en mi vida, no te importa lo que yo hago o dejo de hacer".

Tal vez seas tú mismo el que se lo ha dicho a alguien, buscando que te dejen usar tu libertad como te plazca y pensando en que lo que haces a nadie afecta más que a ti.

Sin embargo, para todos los que formamos parte de la Iglesia esta frase no es válida, pues al igual que en el cuerpo humano, todos somos importantes y necesarios y, por eso, el mismo Cristo nos ha autorizado a meternos y entrometernos en la vida de los demás.

Nos cuenta san Mateo al final de su Evangelio, que después de la Resurrección de Jesús acudieron los once discípulos a un monte en Galilea donde Él los había citado.

Estando ahí, se les apareció Jesús y les dijo:

Se me ha dado todo poder en el cielo y la tierra. Vayan pues y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y estén ciertos de que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo
(Mt. 28, 18-20).

Él mismo nos ha llamado a participar de su misión, a meternos en la vida de los demás para que sean felices aquí en la tierra y alcancen el cielo para el que han sido creados. Hemos recibido el mandato de extender su Reino: reino de verdad, de vida, de justicia, de amor y de paz.

Tenemos derecho a meternos en la vida de los demás porque todos formamos un cuerpo. En todos nosotros fluye la misma vida de Cristo. Y si un miembro se encuentra enfermo, débil o quizá muerto, todo el cuerpo queda afectado: padece Cristo y sufren también los miembros sanos.

El derecho a influir en la vida de los demás por medio del apostolado, se convierte en un deber para todos los cristianos: debemos ser levadura que fermente la masa, sal que sazone, luz que ilumine a los demás y los lleve al encuentro con Cristo.

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Fuente: Catholic.net