martes, 29 de abril de 2025
lunes, 28 de abril de 2025
Palabra de Vida 28/4/2025: «El que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios» / Por P. Jesús Higueras
Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 28 de abril de 2025, lunes de la 2ª semana de Pascua, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.
Evangelio: San Juan 3, 1-8:
Había un hombre del grupo de los fariseos llamado Nicodemo, jefe judío. Este fue a ver a Jesús de noche y le dijo:
«Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él».
Jesús le contestó:
«En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios».
Nicodemo le pregunta:
«¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?».
Jesús le contestó:
«En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: «Tenéis que nacer de nuevo»; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu».
domingo, 27 de abril de 2025
Cardenal Parolin en homilía: «El Papa Francisco decía que ‘misericordia’ es el nombre de Dios y nadie puede poner un límite a su amor misericordioso, con el que quiere levantarnos y hacernos personas nuevas»
* «Ante los numerosos desafíos que están llamados a afrontar —recuerdo, por ejemplo, el de la tecnología y de la inteligencia artificial que caracteriza en modo particular nuestra época— no olviden nunca alimentar su vida con la verdadera esperanza, que tiene el rostro de Jesucristo. Nada será demasiado grande o demasiado arduo con Él. Con Él no estarán nunca solos ni abandonados, ni siquiera en los momentos más duros. Él viene a encontrarse con ustedes allí donde están, para darles el coraje de vivir, de compartir sus experiencias, sus pensamientos, sus dones, sus sueños, de ver en el rostro de quien está cerca o lejos a un hermano y una hermana a quien amar, a los que tenemos tanto que dar y de los que tenemos tanto que recibir, para ayudarles a ser generosos, fieles y responsables en la vida que les espera, para hacerles comprender lo que realmente tiene valor en la vida: el amor que todo lo comprende y que todo lo espera»
Vídeo de la transmisión en directo de Vatican News, traducido al español, con la homilía del cardenal Pietro Parolin
* «El Papa Francisco fue testigo luminoso de una Iglesia que se inclina con ternura hacia quien está herido y sana con el bálsamo de la misericordia; y nos ha recordado que no puede haber paz sin que reconozcamos el valor del otro, sin la atención al que es más débil y, sobre todo, no puede haber nunca paz si no aprendemos a perdonarnos recíprocamente, usando entre nosotros la misma misericordia que Dios tiene para con nuestra vida»
27 de abril de 2025.- (Camino Católico) «El Papa Francisco nos ha recordado que ‘misericordia· es el nombre mismo de Dios y, por lo tanto, nadie puede poner un límite a su amor misericordioso, con el que Él quiere volver a levantarnos y hacernos personas nuevas». Lo ha subrayado el cardenal Pietro Parolin en su homilía de la Misa en sufragio de Francisco, en el segundo de los Novendiales, Domingo de la Divina Misericordia y Jubileo de los adolescentes, en la plaza de San Pedro, ante 200.000 fieles, la mayoría de ellos adolescente y jóvenes.
Hay una alegría pascual que se mantiene en la prueba; una alegría, subrayó Parolin entre aplausos, que «hoy es algo que casi se puede tocar en esta plaza; se ve impresa sobre todo en sus rostros, queridos jóvenes y adolescentes que han venido de todo el mundo para celebrar el Jubileo».
«Les dirijo un saludo especial, que dirijo también a los obispos que los acompañan, a los sacerdotes, a los catequistas, a los animadores de sus grupos. Un saludo especial con el deseo de hacerles sentir el abrazo de la Iglesia y el afecto del Papa Francisco, a quien le hubiera gustado encontrarlos, mirarlos a los ojos y pasar entre ustedes para saludarlos».
Dirigiéndose a los numerosos jóvenes presentes, el cardenal recordó que son muchos los desafíos a los que están llamados, como «el de la tecnología y la inteligencia artificial, que caracteriza de modo particular nuestra época». Hay un aliado más en este camino y es Jesucristo, «el amor que todo lo comprende y todo lo espera». El texto íntegro de la homilía es el siguiente:
CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA
EN EL SEGUNDO DÍA DE LOS NOVENDIALES
HOMILÍA DEL CARDENAL PIETRO PAROLIN
Parvis de la basílica vaticana
Domingo de la Divina Misericordia, 27 de abril de 2025
Queridos hermanos y hermanas:
Jesús Resucitado se presenta ante sus discípulos, mientras se encuentran en el cenáculo donde se han encerrado por miedo, atrancando las puertas (Jn 20,19). Su estado de ánimo está turbado y su corazón hundido en la tristeza, porque el Maestro y Pastor que habían seguido dejándolo todo, fue clavado en la cruz. Vivieron cosas terribles y se sienten huérfanos, solos, perdidos, amenazados e indefensos.
La imagen inicial que el Evangelio nos ofrece en este domingo puede representar el estado de ánimo de todos nosotros, de la Iglesia y del mundo entero. El Pastor que el Señor donó a su pueblo, el Papa Francisco, terminó su vida terrena y nos ha dejado. El dolor de su partida, el sentido de tristeza que nos embarga, la turbación que percibimos en el corazón, la sensación de pérdida, todo esto lo estamos viviendo, como los apóstoles acongojados por la muerte de Jesús.
Y, sin embargo, el Evangelio nos dice que precisamente en estos momentos de oscuridad el Señor se presenta ante nosotros con la luz de la resurrección, para iluminar nuestros corazones. El Papa Francisco nos lo ha recordado desde su elección y lo ha repetido con frecuencia, poniendo en el centro de su pontificado esa alegría del Evangelio que —como escribía en Evangelii gaudium— «llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría» (n. 1).
La alegría pascual, que nos sostiene en la hora de la prueba y de la tristeza, es algo que hoy se puede casi tocar en esta plaza; la vemos impresa sobre todo en los rostros de ustedes, queridos chicos y adolescentes que han llegado desde todo el mundo a celebrar el Jubileo. Vienen de muchas partes: de todas las diócesis de Italia, de Europa, de los Estados Unidos, de América Latina, de África, de Asia, de los Emiratos Árabes, etc., con ustedes se hace presente realmente el mundo entero.
A ustedes les dirijo un saludo especial, con el deseo de hacerles sentir el abrazo de la Iglesia y el afecto del Papa Francisco, que habría deseado encontrarlos, mirándolos a los ojos, y pasando entre ustedes para saludarlos.
Ante los numerosos desafíos que están llamados a afrontar —recuerdo, por ejemplo, el de la tecnología y de la inteligencia artificial que caracteriza en modo particular nuestra época— no olviden nunca alimentar su vida con la verdadera esperanza, que tiene el rostro de Jesucristo. Nada será demasiado grande o demasiado arduo con Él. Con Él no estarán nunca solos ni abandonados, ni siquiera en los momentos más duros. Él viene a encontrarse con ustedes allí donde están, para darles el coraje de vivir, de compartir sus experiencias, sus pensamientos, sus dones, sus sueños, de ver en el rostro de quien está cerca o lejos a un hermano y una hermana a quien amar, a los que tenemos tanto que dar y de los que tenemos tanto que recibir, para ayudarles a ser generosos, fieles y responsables en la vida que les espera, para hacerles comprender lo que realmente tiene valor en la vida: el amor que todo lo comprende y que todo lo espera (cf. 1 Co 13,7).
Hoy, segundo domingo de Pascua, domingo in Albis, celebramos la fiesta de la Misericordia.
Precisamente la misericordia del Padre, más grande que nuestros límites y que nuestros cálculos, es aquello que ha caracterizado el Magisterio del Papa Francisco y su intensa actividad apostólica, junto al deseo de anunciarla y compartirla con todos —el anuncio de la Buena noticia, la evangelización— que fue el programa de su pontificado. Él nos ha recordado que “misericordia” es el nombre mismo de Dios y, por lo tanto, nadie puede poner un límite a su amor misericordioso, con el que Él quiere volver a levantarnos y hacernos personas nuevas.
Es importante acoger como un tesoro precioso esta indicación sobre la que el Papa Francisco tanto insistió. Y —permítanme decirlo— nuestro afecto por él, que se está manifestando en estas horas, no debe quedar como una simple emoción del momento, debemos acoger su herencia y hacerla vida, abriéndonos a la misericordia de Dios y siendo nosotros también misericordiosos los unos con los otros.
La misericordia nos transporta al corazón de la fe. Nos recuerda que no debemos interpretar nuestra relación con Dios y nuestro ser Iglesia según categorías humanas o mundanas, porque la buena noticia del Evangelio es sobre todo el descubrirnos amados por un Dios que tiene entrañas de compasión y de ternura para cada uno de nosotros independientemente de nuestros méritos; nos recuerda, además, que nuestra vida está tejida por la misericordia. Nosotros podemos levantarnos después de caer y mirar al futuro sólo si tenemos a alguien que nos ama sin límites y nos perdona. Y, por eso, se nos pide comprometernos a no vivir ya nuestras relaciones según criterios de conveniencia o cegados por el egoísmo, sino abriéndonos al diálogo con el otro, acogiendo a quien encontramos en el camino y perdonando sus debilidades y sus errores. Sólo la misericordia sana y crea un mundo nuevo, apagando los fuegos de la desconfianza, del odio y de la violencia. Esta es la gran enseñanza del Papa Francisco.
Jesús nos muestra este rostro misericordioso de Dios en su predicación y en los gestos que realiza; y, como hemos escuchado, presentándose en el cenáculo después de la resurrección, ofrece el don de la paz y dice: «Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan» (Jn 20,23). Así, el Señor Resucitado establece que sus discípulos, su Iglesia, sean instrumentos de misericordia para la humanidad, para aquellos que desean acoger el amor y el perdón de Dios. El Papa Francisco fue testigo luminoso de una Iglesia que se inclina con ternura hacia quien está herido y sana con el bálsamo de la misericordia; y nos ha recordado que no puede haber paz sin que reconozcamos el valor del otro, sin la atención al que es más débil y, sobre todo, no puede haber nunca paz si no aprendemos a perdonarnos recíprocamente, usando entre nosotros la misma misericordia que Dios tiene para con nuestra vida.
Hermanos y hermanas, precisamente en el domingo de la misericordia recordamos con afecto a nuestro amado Papa Francisco. Este recuerdo está particularmente vivo entre los empleados y fieles de la Ciudad del Vaticano, muchos de los cuales están aquí presentes, a ellos les quiero agradecer el servicio que realizan cada día. A ustedes, a todos nosotros, al mundo entero, el Papa Francisco nos envía su abrazo desde el cielo.
Nos encomendamos a la Bienaventurada Virgen María, a la que Él estaba tan devotamente unido que ha elegido reposar en la Basílica de Santa María la Mayor. Que ella nos proteja, interceda por nosotros, vele por la Iglesia, y sostenga el camino de la humanidad en la paz y en la fraternidad. Amén.
Cardenal Pietro Parolin
Fotos: Vatican Media, 27-4-2025
Santa Misa de hoy, Domingo de la Divina Misericordia, en sufragio del Papa Francisco, 27-4-2025
27 de abril de 2025.- (Camino Católico) Este II Domingo de Pascua, Domingo de la Divina Misericordia, el Cardenal Pietro Parolin ha presidido la celebración de la Misa en el segundo día de los “Novendiales”, periodo de nueve días de luto por la muerte del Papa Francisco. La Misa se ha enmarcado además en el Jubileo de los Adolescentes. Han asistido a la celebración 200.000 fieles. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración.
El cardenal Pietro Parolin ha subrayado en su homilía que «el Papa Francisco nos ha recordado que ‘misericordia· es el nombre mismo de Dios y, por lo tanto, nadie puede poner un límite a su amor misericordioso, con el que Él quiere volver a levantarnos y hacernos personas nuevas».
Homilía del P. Ramón Navarro y lecturas de la Misa de hoy, Domingo de la Divina Misericordia, 27-4-2025
27 de abril de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. Ramón Navarro y lecturas de la Misa de hoy, Domingo de la Divina Misericordia, emitida por 13 TV desde la Catedral de Murcia.
Santa Misa de hoy, Domingo de la Divina Misericordia, en la Catedral de Murcia, 27-4-2025
27 de abril de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, Domingo de la Divina Misericordia, presidida por el P. Ramón Navarro, emitida por 13 TV desde la Catedral de Murcia.
Misterios Gloriosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 27-4-2025
27 de abril de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gloriosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, domingo de la Divina Misericordia, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.
Palabra de Vida 27/4/2025: «A los ocho días, llegó Jesús» / Por P. Jesús Higueras
Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 27 de abril de 2025, Domingo de la 2ª semana de Pascua o de la Divina Misericordia, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.
Evangelio: San Juan 20, 19-31:
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás:
«¡Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.