5 de octubre de 2011.- En el Movimiento 15M, en una compañía de teatro alternativa en el madrileño barrio de Malasaña, en los conciertos de Lady Gaga, en las universidades públicas..., En cualquiera de estos ámbitos es posible encontrar a jóvenes católicos, que pasan la mayor parte de las horas de su día en territorio a menudo hostil. Están llamados a dar testimonio, como dijo el Papa en Madrid, «en diversos ambientes, incluso allí donde hay rechazo o indiferencia». ¿Cómo cuida la Iglesia de estos chicos que viven como corderos en medio de lobos? Benedicto XVI les dijo: «No os separéis de la Iglesia», pero no es fácil evitar dejarse arrastrar por el ambiente. Recopila los testimonios Cristina Sánchez en Alfa y Omega.
«No puedo contar la de veces que me he marchado de una fiesta, el sábado noche, porque tenía que ir a Misa pronto el domingo. Cuando me preguntaban por qué, lo contaba. Algunos se han reído de mí, pero después me han cuestionado sobre mis motivaciones, y eso ha dado pie a una conversación seria sobre la vida. Y todo esto ocurre porque estoy en un bar de copas».Angelines es madrileña, tiene 29 años, lleva camisetas de estética punk y una de las cosas que más adora en este mundo es ir a conciertos -sí, también de Lady Gaga- y salir con sus amigos, creyentes o no.
Las inquietudes sociales de Josu, joven informático, le han acercado, a menudo, a grupos donde la militancia agnóstica y atea es especialmente activa: «Te encuentras compartiendo cervezas con personas que ven en los cristianos a enfermos mentales, porque hablan con alguien que no existe». Si la conversación es con alguien inteligente, explica Josu, «al menos sirve de acicate, porque significa que son personas interesadas en la verdad; si están abiertas a escuchar, aprovecharás para borrarles ideas preconcebidas sobre la Iglesia y quizás hasta te agradezcan que les abras los ojos sobre esos puntos concretos». Pero el gran problema de la discusión sincera con un ateo inteligente es que, «al igual que él se abre a tus argumentos, tú tienes que escuchar, de forma seria, los suyos…, y a veces no son argumentos estúpidos», explica. Leer más...
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