9 de octubre de 2014.- (EWTN / Camino Católico) Uno de los nombres con el que nos dirigimos a la Virgen María es el de Nuestra Señora del Rosario, que encierra la devoción tan bella por la cual nos vamos educando en la fe y en el conocimiento de las Sagradas Escrituras desde la oración constante del Avemaría.
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