Claudio Fabián, un preso argentino representando a los reclusos le dijo al Pontifice:
«Nosotros los encarcelados hemos sido olvidados por todos: el gobierno, las instituciones, pero no por Dios, por Jesucristo ni por su Iglesia. Aquí en la cárcel encontré a Dios y al Señor Jesucristo mediante las catequesis semanales, la misa de los domingos y la lectura de su libro “Mente abierta, corazón creyente”, que me mandó mi madre desde Argentina»
«Nosotros los encarcelados hemos sido olvidados por todos: el gobierno, las instituciones, pero no por Dios, por Jesucristo ni por su Iglesia. Aquí en la cárcel encontré a Dios y al Señor Jesucristo mediante las catequesis semanales, la misa de los domingos y la lectura de su libro “Mente abierta, corazón creyente”, que me mandó mi madre desde Argentina»
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