“El gesto de acudir al Jordán para ser bautizado es como una súplica de intercesión de Jesús, pidiendo la purificación y la sanación de su pueblo. Y a esta súplica el Padre responde con el don del Espíritu Santo que la hace posible: «Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él»”
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