* “El dogma de la Inmaculada Concepción que hoy celebramos afirma que Ella, por una especial gracia de Dios, fue redimida anticipadamente por el sacrificio de Cristo, permaneciendo ajena al pecado desde el mismo instante de su concepción. Su nacimiento supone la aparición, en un mundo oscurecido y deformado por el poder del pecado, de una fuente pura y cristalina de la que nacerá una humanidad nueva y victoriosa. Pidámosle hoy a María Inmaculada, nuestra patrona, que renueve en nosotros la llama de la fe, la pureza y la santidad”
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