* «La Virgen de Guadalupe me estaba esperando. Yo la vi viva; me miró, me sonrió y se llevó de mi corazón una bola negra como de chapapote. Me dejó limpio, renovado. La Virgen nos conoce a cada uno por nuestro nombre. Es nuestra Madre, nos tiene en el hueco de su manto y nos mira con esos ojitos dulces y tiernos, y con sus manitas de madre. Y ahí nos guarda y espera, da igual en qué momento estemos viviendo. Saber que Ella nos tiene ahí, eso es lo más importante»
Camino Católico.- Aunque Oliver Vázquez había crecido en un entorno católico, al llegar a su adolescencia y, en especial, a la Universidad se fue alejando cada vez más de la fe, “sobre todo por el antitestimonio de gente que no tiene a Dios en su corazón“. Reconoce que se dejó “embaucar”. En esta entrevista con Matilde Latorre para Mater Mundi TV, Oliver Vázquez relata su alejamiento y su regreso a la Iglesia a través del abrazo materno de la Virgen de Guadalupe.
Oliver había dejado de ir a misa; no quería saber nada de Jesús o la Iglesia, pero seguía entrando en el templo solo para saludar a la Virgen. A Ella sí le seguía rezando.
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