* «Ellos nos ayudan a vivir en Ti y para Ti santificando nuestras vidas. Nos asemejan más a tu imagen de hijos en el Hijo. Y no te importó en el Jordán identificarte con tu creación herida para comenzar a enseñarles el camino a seguir. En las aguas bautismales, también para nosotros, se abre el cielo y un Dios amoroso repite aquellas palabras que escuchó el Bautista: “éste es mi hijo amado”»
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