* «Pensé en ese momento: ‘¡Oh Dios mío! Mi bebé está bien. Estoy bien. Mis cuatro hijos están bien. Todos estamos bien’. Y dije: ‘Gracias, Cardenal Newman’. Pude reanudar mi vida activa como mamá. Me había perdido de ser una madre normal. Extrañaba a mis hijos, especialmente a mi hijo de un año. Quiero asegurarme de servir a Dios tanto como pueda en mi vida sabiendo que me ha dado esta cura, no quiero desperdiciarla. Quiero estar al servicio de los demás y de mis hijos y esposo, y realmente expresar mi amor por ellos y por las personas en mi vida tanto como pueda y tan a menudo como pueda»
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