* «A mi regreso, anuncio a mi hijo y a mi hija que he encontrado a Dios. ¡Qué diferencia entre la Brigitte de la partida, la mochilera, y la nueva Brigitte…! En un mundo donde todo hay que explicarlo, yo prefiero guardar silencio. No tengo palabras y no quiero que nadie se ría de mí, que alguien estropee ese encuentro. Sigo mi camino interior (retiros, etc.) y, sobre todo, ya no me siento sola. Acepto que no todo depende solo de mí y que puedo avanzar con confianza porque, ¡me pase lo que me pase, soy amada!»
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